sábado, 28 de febrero de 2009

Celebrando a Haendel (9)

Arias para los grandes cantantes de Haendel
ARIAS FOR SENESINO
Drew Minter, contratenor
Philharmonia Baroque Orchestra
Director: Nicholas McGegan

1. "Va tacito" de Giulio Cesare in Egitto
[Lowell Greer, trompa]
2. "Non è si vago bello" de Giulio Cesare in Egitto
3. "Vivi, tiranno" de Rodelinda
4. "Che più si tarda omai - Inumano fratel - Stille amare" de Tolomeo
5. "Nube, che il Sole - Si fugge il duol" de Riccardo Primo
6. "Agitato da fiere tempeste" de Riccardo Primo
7. "Ah! Stigie larve - Già latra Cerbero - Ma la furia - Vaghe pupille" de Orlando
8. "Già per la man - Già l'ebro mio ciglio" de Orlando
9. "T'ubbidirò, crudel - Fammi combattere" de Orlando
10. "È questa la Mercede - Cielo!" de Orlando
11. "Amor nel mio penar" de Flavio
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HARMONIA MUNDI HMX 2908284.87 (CD 3) [60'46'']
Grabación: Noviembre de 1986


Francesco Bernardi, conocido como Senesino por su nacimiento en Siena, fue la gran figura del canto en la década de 1720. Como Margherita Durastanti, protagonista del anterior disco de arias de esta caja, Senesino (que nació un año después de Haendel y murió uno antes, esto es, vivió entre 1686 y 1758) empezó destacando en diversos teatros italianos y fue contratado por Haendel para la Royal Academy de Londres en Dresde. Castrato contralto, Senesino cantó en trece títulos haendelianos, empezando por Radamisto (1720) y terminando por Orlando (1732), título después del cual se pasó a la compañía rival, donde coincidió con Farinelli (algunos han apuntado que la marcha de Senesino a la Compañía de la Nobleza se debió al enfado ocasionado por la poca brillantez del papel de Orlando, aunque en mi opinión la versatilidad que se dice que tenía el cantante de Siena se ajustaba de forma especialmente adecuada a uno de los roles más profundos y ricos musical y psicológicamente de los que nunca escribiera Haendel). Tras el hundimiento del negocio de la ópera en la capital británica en 1737, Senesino volvió a Italia para cantar unos años más en Nápoles y Florencia antes del regreso a su ciudad natal, donde es seguro que estaba ya en 1740.

Por las páginas que para él compuso Haendel se sabe que el ámbito de la tesitura de Senesino era más bien estrecho, pero que el cantante era extraordinariamente musical y si brillaba en los pasajes de agilidad, aún lo hacía con más fuerza en las arias más delicadas, esas que exigían un gran dominio de la dicción y la expresividad, del canto spianato. A través de Burney nos ha llegado el juicio que de él dejó Quantz, para quien Senesino "poseía una poderosa voz de contralto, homogénea y cálida, una entonación perfecta y un trino soberbio. Su forma de cantar era magistral y su elocución no tenía igual. Jamás oscurecía sus adagios con excesivos ornamentos, sino que reproducía con la mayor finura las notas fundamentales. Senesino cantaba sus allegros con fuego, marcando los tiempos rápidos con su registro de pecho, en un estilo articulado y muy agradable. Su apariencia escénica era perfecta y sus gestos, naturales y nobles. A esas cualidades se unía un físico imponente [al parecer, pasaba holgadamente del 1,90]; su presencia y su porte convenían tanto a un papel de héroe como a uno de enamorado".

Lamentablemente, Drew Minter no cumple con prácticamente ninguna de estas virtudes: su voz es blanquecina, sin porte en los agudos y desangelada en los graves; a sus coloraturas les falta brillo, potencia y precisión; sólo en aquellos momentos en los que se pide registro muy central y canto delicado el contratenor norteamericano resuelve con un mínimo de solvencia unos papeles que superan muy evidentemente sus posibilidades. Es obvio que las grandes arias de bravura ("Va tacito", "Vivi, tiranno", "Agitato da fiere tempeste" o "Fammi combattere") quedan por completo desdibujadas en unas interpretaciones sin duda voluntariosas y que para la fecha en que fueron hechas (1986) supusieron para muchos aficionados el conocimiento de un repertorio apenas transitado entonces (Riccardo Primo, Tolomeo, Rodelinda, Flavio) y el vislumbre de un estilo en plena construcción, pero que luego han sido ampliamente superadas técnica y musicalmente. En las arias más tiernas y delicadas falta la hondura que los mejores cantantes (masculinos y femeninos) han ofrecido después con esta música: el "Stille amare" de Tolomeo es inocuo; el "Già l'ebro mio ciglio" de Orlando, aquella hermosísima aria en la que Haendel añadió las dos enigmáticas violette marine (acaso, dos violas d'amore) para que las tocaran los hermanos Castrucci, enrolados por entonces en su orquesta, pasa sin pena ni gloria; y la gran escena de la locura del mismo Orlando una ocasión desaprovechada para marcar dramáticamente los contrastes de caracteres y de metros. Lo cierto es que McGegan tampoco ayuda mucho. En cualquier caso, este disco puede ser considerado como un hito más en el desarrollo del estilo de interpretación haendeliano en las últimas dos décadas del siglo XX.


Haendel: "Nube, che il Sole - Si fugge il duol" de Riccardo Primo. [6'11''] Drew Minter. Philharmonia Baroque Orchestra. Nicholas McGegan.

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Carmen en el cine (6): Charles Vidor

Dos carteles anunciadores de Los amores de Carmen
La Columbia trató de repetir el éxito de Gilda y dos años después de su estreno reunió de nuevo a la célebre pareja protagonista junto al director Charles Vidor. La productora recién creada por la actriz, Beckworth, participó también en el proyecto, una Carmen que se saldó con un rotundo fracaso. Alguien (puede que la misma Rita) debió de pensar que el exotismo algo inverosímil de una gitana pelirroja quedaría ampliamente compensado por los orígenes sevillanos de la actriz y sus inicios en el mundo del espectáculo junto a su padre, el bailarín Eduardo Cansino (que figura como coreógrafo en los créditos del film), pero desde luego que aquello no fue suficiente.

Rita Hayworth como Carmen
[Abro paréntesis. En la edición que la Diputación de Sevilla publicó en 1998 con dos tomos de obra crítica de Rafael Cansinos Assens, su viuda, Braulia Galán, comenta que el escritor era muy aficionado al cine, pero que no quiso acercarse a ver a Rita Hayworth, que era pariente suya, cuando estuvo en Madrid ("Yo no sé qué le hubiera costado ir a verla y saludarla y comentar algo. Con él no iba esas cosas"). Aprovecho para recomendar fervientemente la lectura de La novela de un literato, una de las mejores obras en el género de las memorias escritas en España en el pasado siglo.] [Otro paréntesis. Coincidiendo con el pasado Festival de Cine Europeo de Sevilla pudo verse, en ese horror grisáceo con tren en que han convertido la Avenida de la Constitución, una exposición de fotos sobre la vinculación de la ciudad con el cine en la que había una instantánea de la Hayworth en los años 40 aprendiendo supuestamente a tocar las castañuelas en un tablao flamenco.] Ni la influencia paterna ni las (imaginarias) clases en Sevilla ayudaron demasiado a la actriz para este papel, pues no resulta demasiado convincente en los números de baile y mucho menos cuando la ponen a cantar. Esto no es como despachar el Amado mío en un film noir ambientado en Buenos Aires: con ese acento y esa voz no se puede pretender convencer a nadie de que se es Carmen.



En cualquier caso, lo peor no es ni mucho menos la participación de la siempre fascinante Rita Hayworth, sino la adaptación de la novela de Merimée, enfatizado su pintoresquismo y su fatalismo hasta límites que bordean el ridículo. El carácter de femme fatale hollywoodiense de Carmen se presenta desde el inicio, en la misma forma en que se entablan las relaciones entre los protagonistas, la cosa menos natural del mundo, o en la muerte del oficial de Don José, ocasionada por un accidente que provoca con intención la propia gitana. Siguiendo a la novela, hace su aparición García, el marido de Carmen, aunque aquí no es tuerto, y Lucas, el torero, si bien la mezcla del vestuario y de los elementos decorativos (aparece una fuente que tiene de sevillana lo mismo que Glenn Ford de navarro) crean un ambiente más cercano al kitsch que a la recreación historicista o, simplemente, tópica. La banda sonora se encargó a un respetado maestro clásico, Mario Castelnuovo-Tedesco, que rehuyó en cualquier caso el color local, presentando una música en la típica tradición del neorromanticismo sinfónico hollywoodiense. Si las escenas urbanas resultan siempre recargadas y cargantes (horror vacui), la sierra es un decorado de auténtico cartón-piedra. El duelo entre García y Don José, que termina con la muerte del primero, es en cambio uno de los pasajes mejor logrados de toda la película, por más que la banda de contrabandistas sea de auténtico sainete: terminan siendo dos junto al soldado, que los trata con desprecio y es presentado como un auténtico salteador de caminos. El final es el de la ópera, pero sólo porque transcurre en los alrededores de la plaza de toros. Mejor verlo que contarlo.



FICHA TÉCNICA

Título original: The loves of Carmen (Los amores de Carmen)
Fecha de producción: 1948
Duración: 99 minutos

Director: Charles Vidor
Guión: Helen Deutsch, a partir de Prosper Merimée
Fotografía: William E. Snyder
Dirección artística: Stephen Goosson y Cary Odell
Decorados: William Kiernan y Wilbur Menefee
Música: Mario Castelnuovo-Tedesco

Reparto:
Rita Hayworth (Carmen)
Glenn Ford (Don José)
Ron Randell (Andrés)
Victor Jory (García)
Luther Adler (Dancaire)
Arnold Moss (Coronel)
Joseph Buloff (Remendado)
Margaret Wycherly (Hechicera)
Bernard Nedell (Pablo)
John Baragrey (Lucas)

[En IMDb. En Wikipedia. Claudia79. En El Criticón. Galerías de fotos de Rita Hayworth.]

1 (Cecil B. DeMille) - 2 (Charles Chaplin) - 3 (Ernst Lubitsch) - 4 (Jacques Feyder) - 5 (Florián Rey)

viernes, 27 de febrero de 2009

Eli, Eli, lama sabactani

Dueño ya absoluto de su cuerpo, el último día, cuando se disponía a partir de Aquisgrán, Händel se detuvo ante la iglesia. Nunca había sido especialmente piadoso, pero ahora, habiendo recuperado milagrosamente la capacidad de andar, al avanzar hacia el coro, donde se encontraba el órgano, se sintió conmovido por lo inconmensurable. Tanteando con la mano izquierda, rozó las teclas. Y sonó. Sonó de un modo claro y puro a través de aquel espacio receptivo, en quietud. Vacilante, lo intentó la derecha, la que durante tanto tiempo había permanecido cerrada, encogida. Y, he aquí que, también bajo ella, un acorde resonó como una fuente de plata. Poco a poco empezó a tocar, a improvisar, y la gran corriente le arrastró. Prodigiosos, los sonoros sillares se alzaron y montaron unos sobre otros, invisibles. Espléndidos, ascendían y ascendían por las airosas construcciones de su genio sin sombra, inmaterial claridad, luz sonora. Abajo, las monjas y los fieles, anónimos, escuchaban con atención. Jamás habían oído tocar a un hombre de esa manera. Y Händel, la cabeza inclinada con humildad, tocaba y tocaba. De nuevo había encontrado el lenguaje con el que hablaba con Dios, con la eternidad y con los demás mortales. De nuevo podía componer. De nuevo, crear. Sólo ahora se sintió restablecido.

-He regresado del Hades –dijo orgulloso Georg Friedrich Händel, ahuecando el amplio pecho y extendiendo los poderosos brazos, al médico de Londres, que no podía por menos de admirar aquel milagro de la medicina.

Y con toda su fuerza, con el ímpetu de un furibundo guerrero, sin demora y con redoblada avidez, el convaleciente se volcó de nuevo en su obra. El hombre de cincuenta y tres años había recobrado su vieja combatividad. Escribió una ópera. La mano curada obedeció magníficamente. Escribió una segunda, una tercera, los grandes oratorios Saúl, Israel en Egipto, y una oda, L'Allegro. Como de una fuente hace tiempo estancada resurgía inagotable el placer creador. Pero los tiempos están contra él. La muerte de la reina interrumpe las audiciones. Después comienza la guerra de España. En las plazas públicas la multitud se reúne todos los días gritando y cantando, pero el teatro permanece vacío, y las deudas se acumulan. Después viene el duro invierno. Sobre Londres cae un frío tal que el Támesis se congela y los trineos marchan sobre la reluciente superficie haciendo sonar los cascabeles. Durante esta época terrible las salas permanecen cerradas, pues ninguna música celestial afrontaría el frío de aquellos locales. Entonces enferman los cantantes. Uno tras otro, los conciertos tienen que ser suspendidos. La precaria situación en la que se encuentra Händel empeora cada vez más. Los acreedores apremian, los críticos insultan, el público se mantiene indiferente y mudo. Poco a poco, ese hombre que lucha desesperadamente pierde el coraje. Una representación benéfica acaba de librarle de ir a la cárcel por deudas. Pero, ¡qué vergüenza tener que ganarse la vida como un mendigo! Händel se aísla más y más, y su ánimo se torna cada vez más sombrío. ¿No era mejor tener paralizada una parte del cuerpo, y no como ahora toda el alma? En el año 1740 Händel se siente de nuevo un hombre vencido, arruinado, escoria y ceniza del prestigio de otro tiempo. Con esfuerzo, recopila fragmentos de sus obras anteriores. De cuando en cuando, aún es capaz de alguna pequeña proeza. Pero la gran corriente se ha secado, y con ella en el cuerpo restablecido la fuerza primigenia. Por primera vez, este hombre colosal se siente cansado. Por primera vez, el espléndido combatiente se ve vencido. Por primera vez, agotada, la sagrada corriente del placer creador, que desde hace treinta y cinco años desbordara fecunda todo un mundo, se paraliza. De nuevo, se ha terminado. De nuevo. Y el desesperado lo sabe o cree saberlo. Se ha terminado para siempre. ¿Para que me permitió Dios resucitar tras mi enfermedad, si los hombres vuelven a sepultarme?, suspira. Sería mejor que hubiera muerto, en lugar de, como una sombra de mí mismo, vagar por este mundo helado, vacío. Y en su rabia a veces murmura las palabras de aquel que fue colgado en la cruz: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?".
[Stefan Zweig, Sternstunde der Menschheit (Momentos estelares de la humanidad: "La resurrección de Georg Friedrich Händel"), Williams Verlag, 1976.
Traducción al castellano de Berta Vias Mahou (El Acantilado, Barcelona, 2002; duodécima reimpresión, 2008)]

Drama y ternura

Dúos y arias haendelianos de Sandrine Piau y Sara Mingardo con Alessandrini
GEORG FRIEDRICH HAENDEL (1685-1750)
Sandrine Piau, soprano
Sara Mingardo, contralto
Concerto Italiano
Director: Rinaldo Alessandrini

Mauro Lopes Ferreira, Francesca Giuffrè, Laura Mirri y Valeria Losito, violines I
Nicholas Robinson, Gabriele Politi, Alberto Caponi y Pietro Meldolesi, violines II
Ettore Belli y Gabriele Spadino, violas
Luca Peverini y Matteo Scarpelli, violonchelos
Silvia Muci, contrabajo
Andrea Mion y Emiliano Rodolfi, oboes
Marco Postinghel y Maria De Martini, fagotes
Laura Pontecorvo y Manuel Granatiero, flautas
Maria De Martini y Pietro Meldolesi, flautas dulces
Ugo Di Giovanni, tiorba
Francesco Moi y Rinaldo Alessandrini, claves


Poro, re delle Indie HWV 28 (1731) [Anónimo, a partir de Pietro Metastasio]
1. Ouverture
2. Caro! Dolce! Amico amplesso [dúo de Cleofide y Poro]

Orlando HWV 31 (1733) [Anónimo, a partir de Carlo Sigismondo Capece, a partir de Ludovico Ariosto]
3. "Più non fuggir potrai" [recitativo] - "Finchè prendi ancora il sangue" [dúo de Angelica y Orlando]

Radamisto HWV 12a (1720) [Nicola Francesco Haym]
4. "Oh, di per me felice" [recitativo] - "Se teco vive il cor" [dúo de Radamisto y Zenobia]

Flavio, re dei longobardi HWV 16 (1723) [Nicola Francesco Haym]
5. "Oh numi! Ei cade esangue!" [recitativo] - "Ma chi punir desio" [aria de Emilia (Sandrine Piau)]

Tamerlano HWV 18 (1724) [Nicola Francesco Haym]
6. "Se asteria mi tradisce" [recitativo] - "Più di una tigre altero" [aria de Andronico (Sara Mingardo)]
7. "Vivo in te" [dúo de Asteria y Andronico]

Ezio HWV 29 (1732) [Anónimo, a partir de Pietro Metastasio]
8. "Misera, dove son!" [recitativo] - "Ah! Non son io che parlo" [aria de Fulvia (SP)]

Rinaldo HWV 7a (1711) [Giacomo Rossi / Aaron Hill, a partir de Torquato Tasso]
9. "Adorato mio sposo" [recitativo] - "Scherzano sul tuo volto" [dúo de Almirena y Rinaldo]

Alessandro HWV 21 (1726) [Paolo Antonio Rolli, a partir de Ortensio Mauro]
10. Ouverture
11. "Ah, Lisaura tradita!" [recitativo] - "No, più soffrir non voglio" [aria de Lisaura (SP)]
12. "Frà gli uomini e frà i Numi" [recitativo] - "Da un breve riposo" [aria de Alessandro (SM)]

Amadigi di Gaula HWV 11 (1715) [Nicola Francesco Haym]
13. "D'un sventurato amante" [recitativo] - "Pena tiranna" [aria de Dardano (SM)]

Ottone, re di Germania HWV 15 (1723) [Nicola Francesco Haym]
14. "Frena, crudel" [recitativo] - "A' teneri affetti" [dúo de Teofane y Ottone]
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NAÏVE OP30483 (Diverdi) [72'30'']
Grabación: 2008?


Este nuevo recital haendeliano destaca por su acercamiento a piezas no demasiado conocidas de diez óperas diferentes del compositor y por su equilibrio entre las arias y los dúos (seis de cada), que se complementan con un par de oberturas, pero lo mejor viene de la personalidad de los intérpretes: una Sandrine Piau radiante y distinguida, exuberante en su trabajo sobre las coloraturas; una Sara Mingardo de canto tan dúctil, expresivo y elegante como siempre; un Rinaldo Alessandrini que dirige con una combinación perfecta de teatralidad, limpidez y delicadeza.

[Publicado en Diario de Sevilla el sábado 21 de febrero de 2009]


Haendel: "Vivo in te" de Tamerlano. [7'51''] Sandrine Piau. Sara Mingardo. Concerto Italiano. Rinaldo Alessandrini.

P. S. ¿Naïve también empieza a ocultar las fechas de las grabaciones? Pues estamos bien...

jueves, 26 de febrero de 2009

Luz y fluidez en la Arcadia

Cantatas italianas de Haendel IV
Georg Friedrich Haendel (1685-1750): AMINTA E FILLIDE
LE CANTATE ITALIANE DI HANDEL IV

Nuria Rial, soprano (Fillide en en HWV 83)
Maria Grazia Schiavo, soprano (Aminta en HWV 83; HWV 92)
La Risonanza
Director: Fabio Bonizzoni

Carlo Lazzaroni, Elin Gabrielsson, violines solistas
Barbara Altobello, Elena Telò, Silvia Colli, Giacomo Trevisani, violines
Gianni De Rosa, viola
Caterina Dell'Agnello, violonchelo
Davide Nava, contrabajo
Fabio Bonizzoni, clave

1. Aminta e Fillide (Arresta il passo) HWV 83, para dos sopranos, cuerdas y continuo
2. Clori, mia bella Clori HWV 92, para soprano, cuerdas y continuo
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GLOSSA GCD 921524 (Diverdi) [67'01'']
Grabación: Junio de 2007


El cuarto volumen de cantatas italianas que Bonizzoni graba para Glossa ofrece dos obras no muy habituales, Aminta e Fillide HWV 83 y Clori, mia bella Clori HWV 92. Ambas de tema pastoril se benefician aquí de las voces de Nuria Rial y Maria Grazia Schiavo, frescas, ligeras, cercanas, ágiles en las coloraturas, pero con una pasta y un color muy convenientemente contrastados. Bonizzoni las arropa con mimo en una interpretación teatral, pero nunca enfática, de ritmo fluido y fraseo muy natural, más luminosa que arrebatada.

[Publicado en Diario de Sevilla el sábado 21 de febrero de 2009]


Haendel: "Fu scherzo, fu gioco" de Aminta e Fillide. [5'22''] Nuria Rial. La Risonanza. Fabio Bonizzoni

Fu scherzo, fu gioco
chi disse ch'il foco
del nume di Gnido
contento ci dà.
Quel cor che non pena
nell'aspra catena
così per diletto
cantando sen va.

[Fue una broma, fue un juego/ decir que el fuego/ de la diosa de Cnide/ procura alegría./ Que el corazón que no siente pena/ en la áspera cadena/ y así por deleite/ cantando se va.]

miércoles, 25 de febrero de 2009

Sabor a puro Clasicismo

Andreas Staier (© Eric Manas)
ANDREAS STAIER

Ciclo de Música de Cámara de la Fundación Cajasol. Andreas Staier, piano. Programa: Sonatas Hob.XVI/ 36, 49, 20 y 52; Variaciones Hob.XVII/6 de Haydn. Lugar: Sala Joquín Turina del Centro Cultural Cajasol. Fecha: Martes 24 de febrero. Aforo: Media entrada.

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EQUILIBRIO Y SABOR A PURO CLASICISMO

Andreas Staier (Gotinga, 1955) había visitado ya Sevilla tocando el clave (hace justo 10 años, Teatro Lope de Vega) y un piano moderno (en esta misma sala, junto al violinista Daniel Sepec y el cellista Jean-Guihen Queyras, abril de 2005). El recuerdo, excelente siempre, se renovó ayer con un soberbio recital haydniano en un sencillo y precioso instrumento de Rafael Marijuán, copia de un Johann Andreas Stein de hacia 1780: cinco octavas, con pedales de rodilla y un moderador, mecanismo que el instrumentista activa mediante un pequeño tirador y causa un efecto de sordina que Staier aprovechó maravillosamente para conseguir sutiles cambios de color y atenuar la sonoridad del instrumento, reforzando así los efectos de unos p y pp verdaderamente hermosos.

El equilibrio entre las voces, la claridad, los matices de color y de carácter que Staier logra con este instrumento de época componen, a partir de un fraseo elegantísimo, una pulsación nítida y una sugerente ornamentación, un Haydn delicioso, poético, de sabor al más puro Clasicismo.

[Publicado en Diario de Sevilla el miércoles 25 de febrero de 2009]

P. S. Sí, han leído bien. Andreas Staier, uno de los músicos absoluta y verdaderamente grandes de nuestro tiempo, ofrece un único recital de maravillosa música haydniana en un maravilloso instrumento de época y una sala con aforo para 485 butacas estaba, siendo generoso, a la mitad (y aclaro que no coincidía ningún otro concierto en la ciudad; no había toros; los triduos, quinarios, novenas y demás ciclos de pía mortificación no han empezado todavía; y no jugaban ni el Betis ni el Sevilla). Tancredi de Rossini (con perdón) llenó la semana anterior cuatro Maestranzas (a 1796 butacas por vez). Es lo que hay. (Y que no, que Rossini, que era también un músico soberbio, no tiene la culpa, pero yo me entiendo.)

Fasolis y Santa Cecilia

La Oda a Santa Cecilia de HAendel por Fasolis
Georg Friedrich Haendel (1685-1750): ODE FOR ST.CECILIA'S DAY HWV 76
Julia Gooding, soprano
Jeremy Ovenden, tenor
Francesco Cera, órgano
Coro de la Radio Suiza
I Barocchisti
Director: Diego Fasolis

1. Ode for St. Cecili'as Day HWV 76
2. Concierto para órgano nº13 en fa mayor HWV 295
3. Zadok the priest HWV 258
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ARTS 47739-8 SACD (Diverdi) [61'35'']
Grabaciones: Marzo de 2005 (Oda), Junio de 2005 (Zadok), Abril de 2008


Diego Fasolis ofrece una interpretación de la Oda a Santa Cecilia de Haendel muy equilibrada entre sus números más exuberantes y brillantes, que tan bien convienen a su estilo siempre punzante y brioso, y los más tiernos y expresivos. La soprano Julia Gooding y el tenor Jeremy Ovenden cumplen con nota, pero el principal peso recae sobre el excelente Coro de la Radio Suiza y los magníficos I Barocchisti. El famoso himno Zadok the priest y un Concierto de órgano con Francesco Cera de solista complementan la muy atractiva oferta.

[Publicado en Diario de Sevilla el sábado 21 de febrero de 2009]


Haendel: "As from the power of sacred lays" de la Oda a Santa Cecilia. [6'57''] Julia Gooding. Coro de la Radio Suiza. I Barocchisti. Diego Fasolis.

martes, 24 de febrero de 2009

Drama sacro revitalizado

Joshua de Haendel por Peter Neumann
Georg Friedrich Haendel (1685-1759): JOSHUA HWV 64
A Sacred Drama en tres actos, con libreto anónimo a partir del libro de Josué

James Gilchrist, tenor (Joshua)
Konstantin Wolff, bajo (Caleb)
Myung-Hee Hyun, soprano (Achsah)
Alex Potter, contratenor (Othniel)
Georg Poplutz, tenor (Angel)

Kölner Kammerchor
Collegium Cartusianum
Director: Peter Neumann
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2 CD MDG Gold 332 1532-2 (Diverdi) [49'36'' - 73'04'']
Grabación: Noviembre de 2007


Escrito entre el 19 de julio y el 19 de agosto de 1747, Joshua es uno de los oratorios menos conocidos de Haendel. Desde la antigua grabación de Robert King (Hyperion, 1991), nadie se había vuelto a interesar discográficamente por él hasta que Peter Neumann lo afronta en la estupenda serie que dedica al género en MDG. Entre los solistas, destacan James Gilchrist y Konstantin Wolff, aunque lo mejor viene de un coro soberbio por empaste, transparencia y brillantez y un conjunto instrumental dúctil y elegantísimo. La dirección del maestro alemán está llena de vivacidad y de matices.

[Publicado en Diario de Sevilla el sábado 21 de febrero de 2009]


Haendel: Introduzione a tempo di Ouverture - "Ye sons of Israel, ev'ry tribe attend" del Acto I de Joshua [5'43''] Kölner Kammerchor. Collegium Cartusianum. Peter Neumann

lunes, 23 de febrero de 2009

El jardín de Haendel

Il Giardino Armonico ante el Auditorio de Valladolid
El principio del concerto grosso, por el que un grupo de solistas, conocido como concertino, se opone a la orquesta o ripieno, fue adoptado por Haendel por influencia de Corelli, quien seguramente lo aprendió a su llegada a Roma de Stradella y su círculo artístico. Bien por el contacto directo que tuvo durante su viaje de cuatro años por Italia con el maestro de Fusignano o porque en Inglaterra éste era muy conocido y fervientemente admirado, la música camerística y orquestal del compositor alemán tiene toda ella un indudable sesgo corelliano.

Ya en 1734, Haendel había publicado una colección de concerti grossi (Op.3) que no era sino la recopilación de obras escritas anteriormente –seguramente entre 1710 y 1718– sin ninguna voluntad de formar serie, una colección en la que adoptaba el principio de la estructura corelliana en cuatro de las seis piezas. Pero su gran aportación al género estaba por llegar. Fue el 21 de abril de 1740 cuando salió a la venta, editada por John Walsh, la Op.6 del compositor con el título de Twelve Grand Concertos in seven parts for four violins, a tenor violin, violoncello with a through bass for the harpsichord. Dos violines y el violonchelo formaban el concertino y los otros dos violines, la viola (tenor violin) y el bajo (estaba indicado para clave, pero a él podían sumarse otros instrumentos) constituían el ripieno, aunque era normal que éste fuera doblado o triplicado, cuando había recursos para ello. Posteriormente, Haendel añadiría oboes potestativos para los conciertos 1, 2, 5 y 6.

La colección había sido escrita en un solo mes (entre el 29 de septiembre y el 30 de octubre de 1739) con la pretensión de que las obras sirvieran de interludios en la temporada de entretenimiento profano que Haendel había previsto para el curso 1739-40, y que incluía la presentación de la Oda a Santa Cecilia, reposiciones de Acis y Galatea, Saúl, Esther e Israel en Egipto, así como el estreno de otro oratorio, Il Allegro, il Penseroso ed il Moderato.

Haendel
Los doce conciertos de la Op.6 forman sin duda la colección instrumental más madura, redonda y depurada de todas las de Haendel, razón por la cual fueron durante décadas obras preferidas de los conjuntos de cámara convencionales. Se echaba de menos sin embargo una nueva integral con planteamientos modernos (la de Andrew Manze con la Academy of Ancient Music para HM tiene ya más de 10 años) y ese vacío ha venido a llenarlo Il Giardino Armonico con el primer trabajo discográfico que el grupo publica desde que asentara su residencia en el centro Cultural Miguel Delibes de Valladolid, primero también para L’Oiseau-Lyre. Giovanni Antonini ha reunido un equipo extenso (hasta 26 instrumentistas de cuerda) para darle a los Concerti grossi de Haendel su carácter de música plenamente orquestal. El estilo punzante, dramático, incisivo del conjunto milanés sirve de forma espléndida a estas obras, que lucen en este triple álbum luminosas, vivaces, chispeantes, teatrales y cuajadas de todo tipo de detalles.

[Publicado en Diario de Sevilla el sábado 21 de febrero de 2009]

Concerti grossi Op.6 de Haendel por Il Giardino Armonico
Georg Friedrich Haendel (1658-1759): TWELVE CONCERTI GROSSI OP.6
Il Giardino Armonico
Director: Giovanni Antonini

Concertino:
Enrico Onofri, violín I
Marco Bianchi, violín II
Paolo Beschi, violonchelo
Luca Pianca, tiorba
Margret Köll, arpa


CD 1

1. Concerto grosso en sol mayor Op.6 nº1
2. Concerto grosso en fa mayor Op.6 nº2
3. Concerto grosso en mi menor Op.6 nº3
4. Concerto grosso en la menor Op.6 nº4
5. Concerto grosso en re mayor Op.6 nº5

CD 2

1. Concerto grosso en sol menor Op.6 nº6
2. Concerto grosso en si bemol mayor Op.6 nº7
3. Concerto grosso en do menor Op.6 nº8
4. Concerto grosso en fa mayor Op.6 nº9

CD 3

1. Concerto grosso en re menor Op.6 nº10
2. Concerto grosso en la mayor Op.6 nº11
3. Concerto grosso en si menor Op.6 nº12
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3 CD L'OISEAU-LYRE 478 0319 (Universal) [64'00'' - 59'29'' - 45'00'']
Grabación: Junio y Julio de 2008




domingo, 22 de febrero de 2009

Blando romanticismo

Lars Vogt (© Anthony Parmelee)
LARS VOGT

Ciclo de Pianistas. Programa: Sonata Op.1 de Alban Berg; Drei Klavierstücke D946 de Franz Schubert; Sonata en si menor de Franz Liszt. Lugar: Teatro de la Maestranza. Fecha: Sábado 21 de febrero. Aforo: Dos tercios de entrada.

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BLANDO ROMANTICISMO DE UN BUEN PIANISTA

A Lars Vogt (Düren, 1970) se le había escuchado el año pasado en el Ciclo de Música de Cámara de Cajasol tocando un Concierto de Mozart con la Orquesta de Cámara de Baviera. Fue la suya una interpretación tan aséptica, tan aparentemente falta de compromiso, que había interés por oírlo en un contexto diferente, enfrentado en solitario al público del Maestranza y a un programa bastante bien concebido entre los dos polos del Romanticismo.

Del Schubert fundacional al Berg epigonal pasando por uno de los grandes pilares de la música romántica, el húngaro Liszt. Vogt empezó por el final, por esa Sonata Op.1 de Berg que mira claramente hacia atrás y no nos dice todavía demasiado de quien sería uno de los compositores más geniales del pasado siglo. La interpretación de Vogt, muy concentrada, pero sin apenas contraste, con un sonido pequeño, volcado especialmente en las dinámicas por debajo del mezzopiano, nos iba a poner en la pista de su visión del resto del programa, más íntima que arrebatada y desbordante, más forzada en mostrar sutilezas de fraseo que en la oposición de los temperamentos y en la exposición descarnada de las más desatadas pasiones.

Esto último fue apreciado de forma especial en la gran Sonata de Liszt, en la que mostró un mecanismo impecable, sin el cual es imposible ni siquiera plantearse un acercamiento a este monumento de la música, pero con un sonido que no terminó de despegar, por unas dinámicas en general estrechas y una expresividad algo afectada, que se movió entre el preciosismo de los pasajes más líricos y la exageración de algunos silencios, incluido el del final, alargado de manera un tanto artificial y extemporánea.

Hace no mucho, Javier Perianes había ofrecido en el teatro una interpretación soberbia de las Tres piezas D946 de Schubert, unas obras que parece haber hecho suyas, pues también las ha llevado al disco con extraordinario éxito. Nada de la trascendencia sublime que el pianista de Nerva consigue con esta música hubo en la interpretación de Vogt, falta de tensión y de un contraste más intenso. La primera de las tres piezas basa su fuerza, por ejemplo, en el contraste entre un estribillo apasionado y rítmicamente nervioso que se repite tres veces y dos secciones intermedias de cálido lirismo. Vogt la tocó con indudable elegancia y magnífico trazo, pero algo blanda, sin la pujanza ni el contrastado tratamiento de los caracteres que le da todo su sentido y su hondura poética.

[Publicado en Diario de Sevilla el domingo 22 de febrero de 2009]

Esplendor de Versalles (19)

Les salons de Versailles au temps des lumières
CD 19: LES SALONS DE VERSAILLES AU TEMPS DES LUMIÈRES
Alexis Kossenko, flauta
Cuarteto Cambini

Julien Chauvin, violín I
Karine Crocquenoy, violín II
Cécile Brossard, viola
Atsushi Sakaï, violonchelo


1. François Devienne (1759-1803): Cuarteto para flauta en la menor Op.66 nº1
2. Pierre Vachon (1731-1803): Cuarteto de cuerdas en fa menor Op.5 nº3
3. Giuseppe Maria Cambini (1746-1825): Cuarteto de cuerdas en sol menor Op.18 nº2
4. Luigi Boccherini (1743-1805): Quinteto para flauta en mi bemol mayor Op.21 nº6
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MBF/CHATEAU DE VERSAILLES (Diverdi) [48'03'']
Grabación: 2007 (en vivo, en la Galería Cotelle)


Este disco permite oír a uno de esos jóvenes cuartetos que han aparecido en los últimos años en la escena internacional enfrentados a la música del Clasicismo y el primer Romanticismo con instrumental de época. Por la fecha de este concierto, el Cuarteto Cambini apenas tenía un año de vida, pero su sonido era ya de notable definición y redondez. La música pertenece a ese género doméstico tan de finales del siglo XVIII, y está escrita en un estilo rococó, florido y elegante, lo cual no merma para nada su expresividad, que se acerca poco a poco a la sensibilidad romántica (tres de las cuatro piezas están en modo menor, y eso significa algo). Un descubrimiento la obra, admirablemente matizada, de Cambini y el nombre de Pierre Vachon, a quien no tenía el gusto de conocer. Muy hermoso el sonido de la flauta (antigua, claro, no es Sharon Bezaly) de Kossenko, estupendamente empastado con los arcos del cuarteto.


Cambini: Cuarteto en sol menor Op.18 nº2: Allegro affetuoso - Adagio - Presto [14'08''] Cuarteto Cambini

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sábado, 21 de febrero de 2009

Adelantos HM - Marzo'09

En marzo, aparte de las cinco novedades (he tenido ocasión de escuchar ya los Conciertos de Brandemburgo de Richard Egarr, que suenan muy suaves, elegantes y refinados), Harmonia Mundi ofrece seis reediciones de la serie HM Gold, entre ellas la que es, en mi opinión, una de las grandes joyas de la compañía: las Muskalische Exequien de Schütz en la versión acongojante de Philippe Herreweghe. Si alguien no tiene esta grabación en alguno de los distintos formatos en los que el sello la ha ofrecido desde su primera publicación en 1987, ya puede ir reservándola donde sea. A su lado está también un disco extraordinario de William Christie con madrigales de Gesualdo. Las cantatas de Scarlatti con María Cristina Kiehr y el Concerto Soave gustarán a los fanáticos de la soprano argentina, que no está aquí en su mejor momento. No estoy seguro de haber escuchado el Haydn del trío Wanderer, que es un conjunto en cualquier caso competente, ni el Brahms de Marcus Creed, aunque en este caso tanto la calidad de la música como el extraordinario RIAS Kammerchor son garantía de algo bueno. No conozco el Elgar de Paul Goodwin, aunque tengo buenas referencias de él.

NOVEDADES

Brockes-Passion de Telemann por René Jacobs



Brandemburgo por Richard Egarr y la AAM



5ª de Bruckner por Herreweghe



Venezia 1625 por Mauirce Steger



Sonatas de Mozart por Petra Müllejans



REEDICIONES

Las Exequias musicales de Schütz por Herreweghe

Madrigales de Gesualdo por Christie

Cantatas de Scarlatti por Kiehr y Aymes

Haydn por el Trío Wanderer



Elgar por Paul Goodwin

viernes, 20 de febrero de 2009

No digáis que se agota su tesoro

El joven John Stuart Mill sintió un profundo desasosiego al descubrir que el número finito de notas musicales unido a la extensión práctica máxima de una obra musical, conducía a pensar que pronto el mundo quedaría falto de melodía. En la época en que Stuart Mill se sumía en la melancolía, ni Brahms, ni Tchaikovski, ni Rachmaninoff ni Stravinsky habían nacido, por no hablar de géneros nuevos como el ragtime, el jazz, los musicales de Broadway y la música electrónica con los blues, el country y el pop, el rock & roll, la samba, el reggae y la música punk. A estas alturas, resulta improbable que lleguen a faltarnos melodías, porque la música es una combinatoria: si cada nota de una melodía puede ser seleccionada a partir de, digamos, ocho notas de media, hay 64 pares de notas, 512 motivos de tres notas, 4096 frases de cuatro notas que, sucesivamente, irán multiplicándose hasta dar un total de billones y billones de piezas musicales.

[Steven Pinker, How the Mind works (Cómo funciona la mente), 1997
Traducción al castellano de Ferran Meler-Orti (Destino, Barcelona, 2001. En colección Imago Mundi, 2007)]

Apasionado Mahler

Una 2ª de Mahler por Bernstein en 1958
MAHLER: SYMPHONIE Nº2 / CONSTANT: 24 PRÉLUDES POUR ORCHESTRE
Berthe Montmart, soprano
Oralia Domínguez, mezzosoprano
Coro de la RTF (René Alix, director) (en 1)
Orquesta Nacional de la RTF
Director: Leonard Bernstein

1. Gustav Mahler (1860-1911): Sinfonía nº2 en do menor Resurrección
2. Marius Constant (1925-2004): 24 preludios para orquesta
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2 CD RADIO FRANCE FRF002 (Harmonia Mundi) [49'50'' - 48'03'']
Grabación: Noviembre de 1958


Radio France empieza una nueva serie de publicaciones de sus registros, y lo hace nada menos que con una 2ª Sinfonía de Mahler que Leonard Bernstein interpretó con los conjuntos de la casa, y el concurso de la soprano Berthe Monmart y la mezzo Oralia Domínguez, el 13 de noviembre de 1958 en el Teatro de los Campos Elíseos. Se trata de una visión intensa, muy apasionada y dramática, incluso amenazante en el viscoso comienzo del Finale. Completan la oferta los 24 preludios para orquesta del rumano Marius Constant (1925-2004) que se estrenaban aquel mismo día.

[Publicado en Diario de Sevilla el sábado 14 de febrero de 2009]


Mahler: "In ruhig fliessender Bewegung" de la 2ª Sinfonía. [10'10''] Orquesta Nacional de la RTF. Leonard Bernstein

jueves, 19 de febrero de 2009

Románticos de cámara

Dvorák y Strauss por Maisky y Gililov
MORGEN
Mischa Maisky, violonchelo
Pavel Gililov, piano

Richard Strauss (1864-1949)
1. Sonata para violonchelo y piano en fa mayor Op.6
2. Romance en fa mayor AV 75 [original para violonchelo y orquesta]

Antonín Dvorák (1841-1904)
3. Sonatina en sol mayor Op.100 [original para violín y piano]
4. Pieza romántica Op.75 nº4 [original para violín y piano]
5. Rondó para violonchelo y piano en sol menor Op.94

6. Richard Strauss: Morgen Op.27 nº4 [transcripción para violonchelo y piano de Mischa Maisky]
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DEUTSCHE GRAMMOPHON 477 7465 (Universal) [74'58'']
Grabación: Abril de 2008


El violonchelista letón Mischa Maisky se mueve a sus anchas en este repertorio en el que puede jugar con el rubato, ensanchar el fraseo y potenciar la bellísima tímbrica de amplia y redonda sonoridad de su instrumento. La juvenil Sonata de Strauss se beneficia así de una interpretación si se quiere hiperromántica. La otra obra grande del programa es la Sonatina de Dvorák (originalmente para violín), que acaso queda algo ampulosa. Las obras más breves cumplen como perfecto complemento y Pavel Gililov acompaña sin complejos.

[Publicado en Diario de Sevilla el sábado 14 de febrero de 2009]


Strauss: Morgen, transcripción de Mischa Maisky. [3'42''] Mischa Maisky. Pavel Gililov.

P. S. Aunque hago siempre esfuerzos por evitar los prejuicios (tan habituales y tan letales en este oficio), reconozco que le cogí tirria a Maisky después de sus insufribles Suites bachianas de hace unos diez años. Poco a poco empiezo a hacer las paces, y en este disco se muestra desde luego como un violonchelista enorme.

miércoles, 18 de febrero de 2009

Otra vuelta a Schumann

Vol.VI del Schumann de Eric Le Sage en Alpha
Robert Schumann (1810-1856): FANTASIESTÜCKE, KREISLERIANA, WALDSCENEN...
KLAVIERWERKE & KAMMERMUSIK - VI
Eric Le Sage, piano

Frank Braley, piano (en Opp.46, 56 y 66)
François Salque y Victor Julien-Laferrière, violonchelos (en Op.46)
Bruno Schneider, trompa (en Op.46)

CD 1

1. Kreisleriana Op.16
I. Auβerst bewegt
II. Sehr innig und nicht zu rasch
III. Sehr aufgeregt
IV. Sher langsam
V. Sehr lebhaft
VI. Sehr langsam
VII. Sehr rasch
VIII. Schnell und spielend


2. Vier fuguen Op.72
I. Nicht schnell
II. Sehr lebhaft
III. Nicht schnell und sehr ausdrucksvoll
IV. In mäβigen Tempo


3. Fantasiestücke Op.12
I. Des Abends - Sehr innig zu spielen
II. Aufschwung - Sehr rasch
III. Warum ? - Langsam und zart
IV. Grillen - Mit Humor
V. In der Nacht - Mit Leidenschaft
VI. Fabel - Langsam
VII. Traumes Wirren - Auβerst lebhaft
VIII. Ende vom Lied - Mit gutem Humor


CD 2

1. Andante y Variaciones para dos pianos, dos violonchelos y trompa Op.46

2. 6 Estudios en forma de canon para piano con pedalero Op.56 (en arreglo para dos pianos de Claude Debussy, 1862-1918)
Nº1 Pas trop vite
Nº2 Avec beaucoup d'expression
Nº3 Andantino
Nº4 Expressivo
Nº5 Pas trop vite
Nº6 Adagio


3. Bilder aus Osten - 6 Impromptus Op.66
I. Lebhaft
II. Nicht schnell und sehr gesangvoll zu spielen
III. Im Volkston
IV. Nicht schnell
V. Lebhaft
VI. Reuig, andächtig


4. Waldscenen Op.82
I. Eintritt - Nicht zu schnell
II. Jäger auf der Lauer - Höchst lebhaft
III. Einsame Blumen - Einfach
IV. Verrufene Stelle - Ziemlich langsam
V. Freundliche Landschaft - Schnell
VI. Herberge - Mässig
VII. Vogel als Prophet - Langsam, sehr zart
VIII. Jagdlied - Rasch, kräftig
IX. Abschied - Nicht schnell

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2 CD ALPHA 135 (Diverdi) [68'13'' - 71'46'']
Grabación: Enero de 2001 (Op.12 y Op.82) y Abril de 2008


Casi sin hacer ruido, el pianista Eric Le Sage va ya por el sexto volumen dedicado a la música pianística y de cámara de Robert Schumann. Como el volumen V, éste es un doble, y en él Le Sage incluye la Kreisleriana Op.16, Cuatro fugas Op.72, las Fantasiestücke Op.12 y las Escenas del bosque Op.82, y junto al también pianista Frank Braley ofrece unas verdaderas rarezas, como los Seis estudios Op.56 en arreglo de Debussy o los Impromptus Op.66. Más inhabitual es aún el Andante y variaciones para 2 pianos, 2 cellos y trompa Op.46.

[Publicado en Diario de Sevilla el sábado 14 de febrero de 2009]


Schumann: Estudio Op.56 nº6 en forma de canon, para piano con pedalero (arreglo para 2 pianos de Debussy). [2'58''] Frank Braley y Eric Lesage, pianos.