LA SINFÓNICA PONE UNA PICA EN VIENA
Viena recibió ayer a la ROSS con un amago de nevada y un lleno absoluto para el segundo concierto de una gira que empezó el lunes en Stuttgart con un éxito clamoroso: dos propinas y veinte minutos de aplauso, que a la postre se quedarían cortos ante el entusiasmo que el público vienés demostró ante la oferta del conjunto hispalense, casi tres horas de concierto typical spanish, pues al programa escogido (Falla, Moreno Torroba, Rodrigo, Rapsodia española y Bolero de Ravel) hay que unir las generosas propinas, hasta tres: Boda de Luis Alonso de Giménez, Batalla imperial de Cristóbal Halffter y Farandole de La Arlesiana de Bizet.
Para Pedro Halffter el programa es el normal de un conjunto español en una gira de estas características. "Cuando viene una orquesta rusa les piden Chaikovski y Shostakovich. De momento podemos decir que se han agotado las entradas para los 12 conciertos de la gira", comenta sin poder ocultar su orgullo, "lo cual es impresionante y una muestra de que la marca Real Orquesta Sinfónica de Sevilla y la marca Halffter tienen un peso indudable en todo Centroeuropa".
La presencia en Viena tiene desde luego una alta significación, pues la capital austriaca sigue siendo considerada centro neurálgico de la producción musical en el mundo. "Aquí cantan hasta los ángeles de piedra esculpidos encima de las puertas", escribió en su diario el viajero e historiador del siglo XVIII Charles Burney cuando llegó por primera vez a la ciudad. Más de dos siglos después, tres teatros de ópera con actividad casi diaria, dos grandes orquestas sinfónicas, cada una de ellas residenciada en una sala de conciertos de las más prestigiosas de Europa, junto a decenas de otros espacios y centenares de conjuntos traman en efecto una de las redes musicales más densas del mundo.La ROSS tocó ayer en la Wiener Konzerthaus, actual sede de la Sinfónica de Viena, pero a la misma hora, la Orquesta del Concertgebouw de Amsterdam ofrecía un concierto en el mítico Musikverein, residencia de la Filarmónica y del popular Concierto de Año Nuevo, en la Staatsoper se representaba Stiffelio de Verdi y en la Volksoper había ballet.
Todo ello da más valor al entusiasmo que mostró anoche el público que llenaba la Gran Sala del Konzerthaus. Para Halffter era su debut como director en la sala. "En los siete años que estuve estudiando en Viena toqué y dirigí varias veces, pero no en la sala grande", comenta. "Recuerdo perfectamente la primera vez que vine de espectador: la Orquesta de la Radio daba un homenaje a mi padre por su 60 cumpleaños. Era 1990. Luego vine mucho."
El cuarteto de guitarras Los Romeros son en cambio habituales de este espacio. "En el último año habremos tocado aquí 4 ó 5 veces." El grupo se muestra entusiasmado con esta gira, con la que celebran el 50 aniversario de su fundación. "La música de España gusta en todas partes porque, hasta en la pieza romántica más triste, hay en ella siempre un hálito de esperanza", defiende Pepe de Los Romeros. Y así pareció entenderlo el respetuoso público vienés con su calurosísima respuesta, que se hizo extensible a toda la orquesta tras tres horas de agotadora actuación. "Están muy ilusionados", comenta Pedro Halffter. "La gira del verano a China les hizo mucho bien. Y esta gira es también muy importante y está sirviendo como estupendo escaparate turístico para la ciudad." Al menos 1.800 amigos sí que han hecho en la capital de la música...
P. S. Una crónica de urgencia cortada y ajustada luego en la redacción, pero lleva mi firma.
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