lunes, 29 de junio de 2009

Haendel en aluvión

Alan Curtis
La industria del disco clásico se está acostumbrando a funcionar por impulsos vinculados a las efemérides más populares, de modo que, aunque en 2009 no faltan precisamente las conmemoraciones musicales de todo tipo, son los 250 años de la muerte de Haendel los que más han pesado en las editoras fonográficas. Los discos con música del autor de El Mesías llegan en aluvión, y aunque esta página ha ido dando información puntual de esas novedades, hoy se abre como un escaparate para referenciar las más significativas de las aparecidas en los últimos meses.

Empezando con la ópera, hay que destacar las dos últimas entregas de Alan Curtis, que es sin duda uno de los más activos haendelianos de la última década. A punto de cumplir los 75 años, el maestro norteamericano parece decidido a dejar testimonio de la mayor parte del repertorio lírico del compositor. Primero en Virgin y ahora en Archiv, Curtis ha grabado en los últimos años al menos una docena de obras: Ezio y Alcina son las más recientes, dos títulos casi contrapuestos, aunque separados por sólo tres años, ya que Ezio se estrenó en 1732 y Alcina en 1735, pero si la primera es una de las óperas más desconocidas de Haendel (de hecho, esta de Curtis es la primera grabación realizada con criterios de época), la segunda es, junto a Giulio Cesare, la más popular de todo el catálogo del músico.

Director algo irregular, Curtis luce aquí a gran nivel merced al sostenido tono teatral que obtiene de Il Complesso Barocco, liderado por la gran Elizabeth Blumenstock, y por unos elencos que repiten algunos nombres (Sonia Prina, Karina Gauvin, Vito Priante) y que tienen en Joyce DiDonato y la navarra Maite Beaumont (Alcina) y en Ann Hallenberg (Ezio) a figuras consagradas del canto haendeliano. Sin abandonar el ámbito operístico, los recitales con arias del maestro de Halle no cesan, y en los últimos días han aparecido dos nuevos álbumes dignos de mención: uno, el que, con el título de La Diva ha publicado la soprano Simone Kermes en Berlin Classics, con una selección de arias escritas por Haendel para Francesca Cuzzoni, una de las grandes estrellas de sus temporadas operísticas de la década de 1720; otro, el del bajo Lorenzo Regazzo, publicado junto al Concerto Italiano de Rinaldo Alessandrini en Naïve y que incluye junto a arias de diversas óperas, la cantata Dalla guerra amorosa y un díptico recitativo-aria de Apollo e Dafne.

Sin abandonar la música vocal, hay que mencionar la importantísima labor que está haciendo Carus, sello radicado en Stuttgart y en España distribuido por Diverdi, que se ha centrado básicamente en el oratorio: a las publicaciones de Solomon, Israel en Egipto, Saul, Jephtha y Samson (también, fuera del ámbito oratorial, de las Nueve arias alemanas, de un cd de salmos e himnos o del Acis y Galatea), se unen ahora una nueva y brillantísima versión de El Mesías, que dirige Frieder Bernius a un elenco soberbio (que incluye a Carolyn Sampson, Daniel Taylor y Peter Harvey) y Alexander’s Feast y la Oda a Santa Cecilia en interpretación de otro gran maestro germano, Peter Neumann. La marca anuncia para el futuro más cercano la Pasión de Brockes, el Te Deum de Dettingen y una ópera poco habitual, Teseo.

Richard Egarr (© Marco Brogrevve)
En terreno instrumental, el panorama haendeliano, habitualmente algo confuso, empieza a aclararse: tras los excepcionales Concerti grossi Op.6 de Il Giardino Armonico, Ottavio Dantone y su Accademia Bizantina presentan, también en el sello L’Oiseau-Lyre, una versión penetrante e intensa de los Conciertos para órgano Op.4, que puede compararse con la grabación, algo más moderada en contrastes, que de esa misma colección hicieran hace cuatro años Matthew Halls y el conjunto Sonnerie de Monica Huggett para el peculiar sello británico Aviè, un trabajo que en estos días vuelve a ser distribuido en España por Gaudisc junto con otro para el mismo sello que la propia Huggett presentó en 2003: unas líricas y bellísimas Sonatas en trío de la Op.2. Pero en el campo de la sonata la gran publicación de los últimos meses es sin duda el doble cedé aparecido en Harmonia Mundi con las doce piezas de la Op.1 (incluyendo las dos versiones diferentes de las nos.10 y 12 y una versión conservada en manuscrito de la nº5), en unas interpretaciones por completo elocuentes y reveladoras, llenas de fantasía, color y pasión, de Richard Egarr desde el clave y unos estupendos solistas de la Academy of Ancient Music, el violinista Pavlo Beznosiuk, la flautista Rachel Brown y el oboísta Frank de Bruine.

[Publicado en Diario de Sevilla el sábado 27 de junio de 2009]



2 comentarios:

Mario Guada dijo...

Hola:

Ya he adquirido algunas de las últimas grabaciones de Curtis -concretamente ese "Ezio" y su "Tolomeo"- y el caso es que a veces este señor resulta un tanto tedioso.
Siempre se reune de un elenco vocal admirable, pero no suele acertar con el carácter que para mí requiere esta música.
Menos mal, además, que cuenta siempre con buen@s concertinos que le hacen el trabajo sucio, que si no...

En cuanto al disco de Il Giardino, me parece absolutamente impresionante e imprescindible.

Un mvsical saludo.

Pablo J. Vayón dijo...

Me parece que tienes bastante razón: yo también veo en las maneras de Curtis, y de forma general, algo de rutina, una aurea mediocritas que, lo reconozco, me hace siempre algo incómodo el comentario, porque no soy capaz de encontrar defectos pero tampoco me provoca las sensaciones que estoy esperando de esta música. En este sentido, el contraste con lo que hace Il Giardino Armonico me parece superlativo: no siempre aciertan, claro, pero siempre dicen las cosas de forma excitante, y cuando aciertan son ya la hostia (con perdón).