Con motivo de su 50 aniversario, el sello Deutsche Harmonia Mundi ha publicado una interesantísima recopilación de 50 registros bastante significativos de su trayectoria, una trayectoria bien definida hacia la música antigua que, por muchas razones, fue admirable durante mucho tiempo, especialmente mientras mantuvo su independencia, independencia que, desde la fusión entre BMG y Sony, perdió casi por completo y con ella buena parte de su prestancia (en España esto se nota más a causa de la desaparición de la sección de clásica dentro del grupo, por lo que las novedades son sencillamente imposibles de encontrar en las tiendas). DHM fue fundada en Friburgo (con el nombre de Harmonia Mundi) por Rudolf Ruby con la intención de atender el interés creciente del aficionado por un sector de la música occidental poco divulgado en disco, el del período anterior al Clasicismo, y hacerlo aplicando los criterios de
autenticidad que enarbolaba una legión de jóvenes intérpretes descontentos con las maneras en que esa música era tratada por las orquestas y conjuntos tradicionales. Un año antes, Bernard Coutaz había creado en Francia un sello con el mismo nombre y las mismas intenciones de partida , así que entre Coutaz y Ruby se inició una colaboración que duró una década y que les llevó a compartir conjuntos y experiencias. Luego, cada uno siguió por su lado: Deutsche Harmonia Mundi y Harmonia Mundi France (o Harmonia Mundi, a secas). En aquellos primeros años, Ruby encontró en la Radio de Colonia a un entusiasta colaborador, Alfred Krings, con quien inició una serie de grabaciones de artistas entonces casi desconocidos como Jörg Demus, Alfred Deller, Paul Badura Skoda o Gustav Leonhardt. Justo en 1958, el sello Teldec (que había nacido en 1950 de la fusión entre Telefunken y la Decca alemana ) había creado también una sección dedicada a la música antigua (
Das Alte Werk), que contaba como gran mascarón de proa con Nikolaus Harnoncourt y su Concentus musicus Wien, lo que suponía una competencia formidable. Ruby reaccionó y en 1962 creó el Collegium Aureum, un conjunto que protagonizó muchas grabaciones del sello (sin alcanzar en ningún momento, bien está decirlo, ni la calidad ni el prestigio del grupo de Harnoncourt). Los años 60 fueron duros para el movimiento
historicista, tratado con general desprecio por los grandes prebostes del repertorio romántico tradicional, pero fueron también fundamentales para colocar unas bases que significarían su despegue definitivo en las dos siguientes décadas. En esta línea, DHM contribuyó a la consolidación de la carrera de algunos pioneros (incluidos Deller o Savall) y en 1972 inspiró, con motivo de una interpretación de
Le burgeois gentilhomme de Lully/Molière, la formación de La Petite Bande. Los Kuijken y Leonhardt serían desde ese momento un valor seguro para el grupo, que pasó por las manos de EMI, aun manteniendo su independencia, como hizo en los años siguientes a su integración en BMG (1989), cuando se vinculan a él conjuntos como Capriccio Stravagante o la formidable Orquesta Barroca de Friburgo y, al final, más recientemente, cercana ya su unión con Sony, también Nikolaus Harnoncourt, aquel competidor que había determinado casi 40 años antes la fundación del Collegium Aureum.
La caja del centenario contiene pues 50 discos del sello, cuyo detalle puede consultarse por aquí:
50 años DHM. Algunas grabaciones están hoy por completo superadas y se escuchan con alguna fatiga, como los dos discos Lasso de Pro Cantione Antiqua, el Caccini de Montserrat Figueras y Jordi Savall,
La Serva Padrona del Collegium Aureum o el Machaut de Deller, pero hay cosas estupendas, grabaciones de los Freiburger, de Camerata Köln, de Cantus Cölln, de los Kuijken, de Leonhardt, de Bylsma, de La Petite Bande, de Al Ayre Español, de Hidemi Suzuki, de Skip Sempé, de Hille Perl, de Andreas Staier y Pedro Memelsdorff, de Lorenzo Ghielmi, de Dominique Vellard, de René Jacobs, de von Otter, de Nicholas McGegan, de David Daniels, de Tafelmusik... Entre las ausencias clama en cambio la del conjunto Sequentia, y habría sido un acierto incluir el recital de Elly Ameling con Jörg Demus y
lieder de Schubert y Schumann en programa, que mostraría que en el tratamiento de los primeros románticos también DHM tuvo una lúcida visión del futuro. Sin duda, habrá aficionados que tengan más de una de las referencias que se incluyen aquí, pero si les digo que el lote puede conseguirse por el módico precio de 42,99 euros, y ello en
JPC, que es una de las tiendas más prestigiosas y seguras de la red, la conclusión es que la compra vale la pena de sobra, salvo que se tenga el 95% de los discos, y aun así, pues la edición puede servir perfectamente para regalar, ya que además el envoltorio es muy agradable y el lote ocupa el espacio de unos 8 ó 9 discos de los de antes. Lo dicho, una ganga.
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