sábado, 5 de julio de 2008

Saltos y brincos irreverentes

Artefactum (aunque con Mariví Blasco en lugar de con Francisco Orozco, casi no se nota)
ARTEFACTUM

Noches en los Jardines del Real Alcázar. Componentes: Ignacio Gil, flautas, chirimía; José Manuel Vaquero, organetto; Juan Manuel Rubio, fídula, zanfoña; Álvaro Garrido, percusión; Francisco Orozco, laúd, cítola. Programa: Saltos, brincos y reverencias: música instrumental de los siglos XIII y XIV. Lugar: Jardines del Alcázar. Fecha: Jueves 3 de julio. Aforo: Lleno.

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SALTOS Y BRINCOS IRREVERENTES

Coincidiendo justo con la salida de su cuarto disco, Artefactum ofreció el primero de los seis conciertos que tiene previstos este verano en el ciclo del Alcázar, un recorrido por danzas medievales recogidas en diferentes códices de la época, singularmente el conocido como
Manuscrito del Rey y otro que se custodia en la British Library y que contiene piezas del trecento italiano.

Con su habitual desenfado, el siempre agradecido y oportuno sentido del humor y su reconocida maestría en el manejo de infinidad de artefactos tanto tiempo extraños y que gracias en gran parte a sus conciertos empiezan a sernos familiares, el grupo sevillano invitó a la concurrencia a dar saltos y brincos (aunque fuera con la imaginación) y a mover incesantemente los pies (esto, literal), animados por una música que invitaba mucho más a la jarana que a la reverencia, a pesar de la procedencia cortesana de estas danzas, que sin duda fueron vivificadas por el folclore popular.

La riqueza de la tímbrica, del color y del ritmo dominó una sesión con una música que en su origen escrito resulta poca cosa por lo que exige del intérprete mucho más que tocar las notas. No puede decirse que las recreaciones de Artefactum no fueran concienzudas y estuvieran poco trabajadas, pero sí que faltó algo de contraste entre las intervenciones grupales y los solos o las asociaciones de pocos instrumentos. En algunos temas (Ghaetta, Manfredina) las elaboraciones parecieron además algo tímidas, como si temieran excederse con la irreverencia que tanto bien hace a sus actuaciones y que iluminó tanto la Chansonetta tedesca como una desopilante propina a partir de uno de sus temas fetiche de siempre, el Bacche, bene venies de los Carmina Burana.

[Publicado en Diario de Sevilla el sábado 5 de julio de 2008]

P.S. Especie de vuelta a los orígenes del grupo, con un programa puramente instrumental, que sirvió también para presentar su último disco, como el anterior publicado por Pasarela, pero que por supuesto paga Zanfoñamovil.

Saltos, brincos y reverencias, cuarto disco de Artefactum

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