miércoles, 22 de octubre de 2008

Un Beethoven de brocha gorda

Jonathan Biss
JONATHAN BISS

X Ciclo de Música de Cámara de la Fundación Cajasol. Jonathan Biss, piano. Programa: Sonatas para piano nº8 en do menor Op.13 Patética, nº15 en re mayor Op.28 Pastoral, nº27 en mi menor Op.90 y nº30 en mi mayor Op.109. Lugar: Sala Joaquín Turina del Centro Cultural Cajasol. Fecha: Martes 21 de octubre. Aforo: Media entrada.

* *

APERTURA DE CICLO CON UN BEETHOVEN DE BROCHA GORDA

Se abrió el lunes la nueva temporada del ciclo camerístico más destacado de cuantos se celebran en Sevilla (¡la esperada temporada del décimo aniversario!) con la continuación de la integral de Sonatas para piano de Beethoven cuya primera mitad se había ofrecido en el curso anterior. En dos días consecutivos el joven estadounidense Jonathan Biss (Nueva York, 1980) se enfrentó a ocho obras del genio de Bonn que, por lo que pude oír en la segunda de las sesiones, entiende desde la más tradicional visión romántica, la del compositor enérgico, viril y encendidamente trágico.

Biss se dio a conocer internacionalmente hace un par de años, ya que fue –junto al onubense Javier Perianes entre otros– uno de los jóvenes participantes en las famosas clases magistrales ofrecidas por Daniel Barenboim en Chicago, que tuvieron justamente a Beethoven como objeto, y que fueron editadas por el sello EMI en formato DVD.

Sin embargo, el espíritu de Barenboim no asomó en ningún momento en la más estruendosa y falta de delicadeza Sonata Patética que yo recuerde haber escuchado jamás. Con sonido grueso, transiciones bruscas, frases poco articuladas, emborronamiento general de las líneas, abuso del pedal y del rubato y errores de bulto (frase repetida en la coda del Rondó final incluida), Biss parecía decidido a precipitarse a la más absoluta de las catástrofes. Los dos primeros movimientos de la Pastoral auguraban lo peor, pero el vuelo empezó a remontar con un Scherzo de contrastes más comedidos y un Rondó en el que se oyeron las primeras frases enunciadas con cierta elegancia y finura, repetidas luego en un segundo movimiento de la Op.90 con gamas dinámicas mucho más matizadas. Un dramático sentido de la épica, bien controlado en las variaciones del Final, aunque no especialmente hondo, envolvió la visión de la genial Op.109.

[Publicado en Diario de Sevilla el miércoles 22 de octubre de 2008]

1 comentario:

Anónimo dijo...

Seguimos con la estaca... :-) No hay olivos, no.