miércoles, 28 de enero de 2009

Arquitectura y detalle

Javier Paerianes en un concierto de julio de 2006 (© Josué Correa / Diario de Sevilla)
JAVIER PERIANES

Ciclo de Música de Cámara de la Fundación Cajasol. Javier Perianes, piano. Programa: Sonatas para piano en la bemol mayor Op.26, nº5 en do menor Op.10 nº1, nº25 en sol mayor Op.79 y nº31 en la bemol mayor Op.110 de Beethoven. Lugar: Sala Joaquín Turina del Centro Cultural Cajasol. Fecha: Martes 27 de enero. Aforo: Casi lleno.

* * * * *

ARQUITECTURA Y DETALLE DE UN BEETHOVEN PORTENTOSO

Como en las evangélicas bodas de Caná, Cajasol dejó el vino bueno para el final. Iniciado en la temporada pasada, el ciclo de las Sonatas de Beethoven fue culminado, después de sesiones de irregular valor, de forma portentosa por uno de los grandes del teclado de nuestros días: es onubense de Nerva, tiene 30 años recién cumplidos y se llama Javier Perianes.

Ayer mi compañero Andrés Moreno Mengíbar glosaba en extenso, y con motivo del primero de sus dos recitales beethovenianos, el estilo hondo y detallista del pianista andaluz, su musicalidad innata, su visión libre de gangas de una música de una riqueza abrumadora, pero que en sus manos suena como si no pudiera hacerse de otra forma.

Tiene uno la impresión de que Perianes ha sido siempre un pianista maduro, como si el remoquete de joven, con el que durante años se lo ha venido tildando sistemáticamente en crónicas y noticias, no fuera sino la habitual y tópica coletilla aplicada a un hombre de su edad, pero no al artista. Todas las veces que en la última década he disfrutado del placer de escucharlo en directo, sea en solitario o con orquesta, he tenido la impresión de asistir al desvelamiento de una fuerza interior, de un sentido de la respiración interna de la música incomparables. Pues bien, todo eso se multiplicó por dos en el Beethoven que Perianes ha ofrecido en Sevilla.

Admira sobre todo el entendimiento profundo de cada pieza, la perfecta integración del matiz en la arquitectura global de las obras, ese sólido principio constructivo sin el que Beethoven puede resultar agradable, pero nunca será del todo Beethoven. Con tempi en general lentos, pero de absoluta coherencia interna, un prodigioso uso del rubato y del valor expresivo del silencio, un detallismo obsesivo (increíbles las gamas dinámicas), una claridad extraordinaria de las voces medias, Perianes fue capaz de crear de principio a fin de su recital una atmósfera de una intensidad emotiva descomunal en la que le cupo igual el sentido heroico de la Sonata nº12 que el desenfado de la nº25 o la concentración intemporal de esa maravilla que es el último movimiento de la 31.

[Publicado en Diario de Sevilla el miércoles 28 de enero de 2009]

2 comentarios:

Gabriel Gonzalez dijo...

No es que sea muy importante pero por lo menos podria haber puesto una foto de dicho concierto ya que tocó con un Steinway y no con un Yamaha. Lo de las sesiones de irregular valor supongo que lo dirá por la poca afortunada interpretacion de Biss, porque las otras dos entregas puden estar perfectamente a la altura de ésta, en mi opinión claro.

Pablo J. Vayón dijo...

Querido y anónimo amigo, esto es un blog personal, y la foto es meramente ilustrativa. Me hubiera gustado usar la que se publicó en Diario de Sevilla con motivo del concierto del lunes, pero hubo algún problema a la hora de descargarla en mi ordenador y los colores salían distorsionados, así que tuve que optar por mi archivo. En cualquier caso, pasando el cursor por encima de la foto se le informa de cuándo está tomada (julio de 2006) y de su responsable (salvo que use el navegador Mozilla, en cuyo caso debe abrirla en pestaña o ventana nueva para tener acceso a esa información).

En mi opinión, claro, las sesiones a cargo de Louis Lortie y Nelson Goerner estuvieron muy muy lejos de la segunda de Perianes (no estuve el primer día).

Atentamente