[© Marc Ginot] Con una sola ópera en sentido estricto, que además no ha llegado completa (y si lo hubiera hecho, no superaría la hora de duración), Henry Purcell es hoy considerado uno de los más geniales autores de música dramática de la historia de Inglaterra. Una sola ópera, pero infinidad de piezas para la escena, danzas, preludios, canciones, coros y cuatro grandes obras en las que la participación de la música supera el carácter incidental de los números aislados y que, a falta de mejor nombre, son conocidas como semióperas.
Género inglés por excelencia, que tuvo gran predicamento en el último tercio del siglo XVII, una semiópera era una obra de teatro, habitualmente en cinco actos, que incluía escenas musicales en cada uno de ellos, especies de comentarios sobre la acción principal, pero que no tenían imbricación argumental con su trama y tampoco entre sus partes. Desplazada en las primeras décadas del siglo XVIII por la ópera italiana, en el XX se recuperó su música y, recientemente, se hicieron intentos con los espectáculos completos, aunque su excesiva duración (entre 4 y 5 horas) y problemas tanto dramatúrgicos como prácticos convirtieron estas exhumaciones en meras anécdotas.
Hervé Niquet tuvo la idea de presentar
King Arthur en la
Ópera de Montpellier, donde su conjunto
Le Concert Spirituel es residente, pero lo hizo de forma extremadamente singular. Encargó la parte escénica de su propuesta a
Corinne y Gilles Benizio, conocida pareja de
clowns franceses sin experiencia previa en el mundo de la ópera, y con ellos montó un divertido espectáculo que se circunscribe a la aproximadamente hora y media de música escrita por Purcell.
[© Marc Ginot] Entrelazando una desmitificadora e irónica mirada sobre los textos de Dryden puestos en música por el compositor con una serie de diálogos que el director musical entabla con un atrevido operario (magistralmente interpretado por Benizio), con guiños permanentes al teatro de variedades y del absurdo y a los
sketchs de los Monty Python, va surgiendo una comedia disparatada, fresca, dinámica y moderna en la que el propio Niquet se muestra como un auténtico
showman capaz de subir al escenario para cantar un aria de opereta en falda escocesa o una tirolesa vestido de tirolés. Todo es posible sobre las tablas: dos risueños franciscanos que le cantan a Odín y gustan del vino, un rey Arturo más bien simplón atendido de hipotermia por enfermeras de la Cruz Roja salidas de una nevera, un grupo de pastores convertidos en hippies y hasta una pareja de despistados esquiadores que se cruzan en medio de la acción hablando en un idioma ininteligible.
Musicalmente, Niquet conduce con ritmo trepidante, lo que perjudica a algunas piezas, que pierden su pátina de dulzura. Por lo demás, el elenco es notable (mención especial al bajo portugués João Fernandes) y la realización videográfica de Olivier Simonnet, intachable para un DVD lleno de chispa y sentido del humor que es el primero que publica Glossa.
[Publicado en Diario de Sevilla el sábado 12 de diciembre de 2009]Henry Purcell (1659-1695): KING ARTHURsemiópera en cinco actos con libreto de John Dryden en adaptación de Hervé Niquet y Corinne y Gilles BenizioAnna Maria Labin, sopranoChantal Santon-Jeffery, sopranoMélodie Ruvio, mezzosopranoMahias Vidal, haute-contreMarc Mauillon, tenorJoão Fernandes, bajoLe Concert SpirituelDirector: Hervé NiquetDirectores de escena: Corinne y Gilles Benizio (alias Shirley & Dino)Vestuario: Catherine RigaultIluminación: Jacques RouveyrollisCoproducción de Telmondis y Le Concert SpirituelDirector de vídeo: Olivier SimonnetSubtítulos en inglés, francés, alemán y españolBonus: Making-of----------GLOSSA GVD 921619 (DVD) (Diverdi) [99'51'' - 11'48'']
Grabación: Marzo de 2009
1 comentario:
Se acerca la Navidad... y los caprichos...
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