LAS HECHICERAS. PODER Y SEDUCCIÓN EN LA ÓPERAJean Starobinski (traducción, Elena del Amo), Akal, Madrid, 2009. 191 páginas. 24,70 eurosOrfeo fue siempre el representante del poder taumatúrgico, masculino, de la música, y tal vez por ello fue utilizado por los intelectuales, poetas y compositores del norte de Italia para alumbrar la génesis de la ópera, pero como no era bueno que el semidiós estuviera solo, muy pronto el género se llenó de grandes seductoras femeninas, emperadoras, magas, condesas, doncellas enamoradizas o simples ayudas de cámara transformadas por la fascinación del canto en las auténticas dominadoras de las escenas dramáticas y musicales hasta nuestros días. Jean Starobinski empieza escribiendo sobre la forma en que actúa el hechizo de la voz para saltar luego a repasar el papel que algunas de las mayores encantadoras de la ficción lírica desarrollaron a lo largo de la historia de la ópera: las heroínas de Mozart, Popea, Alcina, Julieta, Manon, Ariadna, Electra son las etapas de un recorrido sugerente, pero a la vez exigente para el lector, pues Starobinski se maneja con referencias cultas y un lenguaje poéticamente muy elaborado. El extenso ensayo final, que parte de un aria del
Romeo e Giulietta de Zingarelli que conmovió a la sociedad operófila de la Europa decimonónica, se convierte en un excurso interesantísimo sobre los ambientes literarios y musicales de la era romántica, por donde entre sopranos, tenores, compositores y empresarios, transitan, entre otros, Hoffmann, Stendhal y Balzac.
[Publicado en Diario de Sevilla el sábado 27 de junio de 2009]
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