domingo, 5 de abril de 2009

Una pasión doméstica

Coro Arsys Bourgogne
PASIÓN SEGÚN SAN JUAN

XXVI Festival de Música Antigua - Femàs’09. Solistas: Finnur Bjarnason, tenor (Evangelista y arias de tenor); Thomas Oertel-Gormanns, bajo (Jesús); Siri Karoline Thornhill, soprano; Andrew Radley, alto; Marek Rzepka, bajo. Coro Arsys Burgogne. Orquesta Barroca de Sevilla. Director: Pierre Cao. Programa: Pasión según San Juan de Bach. Lugar: Teatro de la Maestranza. Fecha: Sábado 4 de abril. Aforo: Media entrada.

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UNA PASIÓN DOMÉSTICA

Plato fuerte para la clausura del Femàs, lastrado a la postre por un par de problemas ajenos a la propia música: la pobre asistencia de público (en el Maestranza no hubo ni un solo cartel anunciando la celebración del acontecimiento: ¿tan difícil es coordinar algo tan fácil?) y el uso del escenario completo, con la concha acústica pensada para la música sinfónica, lo que afectó considerablemente a la proyección del sonido.

Al margen de estas circunstancias, que pudieron afectar a la recepción que desde el patio de butacas se tuvo de la interpretación, Pierre Cao planteó una versión más intimista que dramática, lo cual quedó bien reflejado en un coro de apertura alicaído y sin mordiente, con una acentuación en exceso blanda, pues incluso en la repetición, esa anhelante invocación de arranque ("Herr") sonó desvaída.

Que era un asunto de concepto más que de acústica quedó claro en el inicio de la segunda parte, cuando los coros de turba recibieron un tratamiento mucho más intenso y vigoroso, para acabar otra vez con una blandura en el coro final que puede ser entendido por el deseo de cerrar la obra de forma contemplativa.

Este planteamiento (y puede que la acústica) afectó también a la cuerda de la OBS, que tuvo fases de sonido mortecino, mientras que los solistas de viento lucieron de forma extraordinaria en todo momento. El islandés Finnur Bjarnason fue un Evangelista más lírico que dramático, con alguna nasalidad que en cualquier caso no afectó a una intervención global muy meritoria, como la del bajo que dio voz a Jesús. Soberbio el acompañamiento del bajo continuo en los recitativos. El resto de solistas cumplió sin demasiados alardes: la soprano Thornhill, con bella voz, algo pequeña, que se hacía casi inaudible en su registro grave; el contratenor Radley, con notable homogeneidad y buen fraseo, aunque monótona expresividad, que se notó demasiado en uno de los momentos más emotivos de la obra, el aria "Es ist volbracht!", maravillosamente acompañada por Ventura Rico con la viola da gamba; el bajo Rzepka, que hizo un Pilato lleno de matices, con numerosas irregularidades y fraseo brusco, pero una muy apreciable teatralidad.

[Publicado en Diario de Sevilla el domingo 5 de abril de 2009]

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