A medida que crecen los defensores de la opción minimalista (OPVV o algo así, la llaman también) para la música religiosa de Bach menos me interesan sus resultados y, sobre todo, sus argumentos. Por supuesto que hay interpretaciones estupendas usando solistas para las partes corales y que muchas de las cantatas de Bach incluyen exclusivamente breves corales que, por razones prácticas, se resuelven aceptablemente con cuatro voces, pero donde se ponga un coro de cámara de calidad que se quiten todos los opeuvevistas del mundo. El asunto, como yo lo veo, es bien claro: la extensión de la opción minimalista responde, primero, al aspecto económico de la cuestión, pues es obviamente mucho más barata (lo cual desde luego no deja de ser relevante; de hecho, las constricciones de Bach en materia de intérpretes se debieron sin duda al dinero); y segundo, a la dificultad para encontrar conjuntos que puedan rivalizar con los más grandes en este repertorio, un Coro Monteverdi, un Collegium Vocale de Gante, un Bach Collegium Japan, un Coro RIAS... Por Dios, al lado de esto, que se quiten todos los grupitos esqueléticos de solistas del mundo... Que Bach les gusta a todos y todos quieren interpretarlo, me parece perfecto, pero que sean honestos: si hacen a Bach sin coro es porque o no hay coro al que recurrir o porque montar uno tan bueno como la música merece es extremadamente caro.
Pero la opción OPVV se impone y los amantes del Bach grandioso (por exquisito y emocionante, no por grandilocuente) que fue construyéndose desde la histórica integral Harnoncourt/Leonhardt y la última década del pasado siglo, perderemos. Aunque al menos, los discos nos quedarán, y entre ellos se contará, gracias al coraje y la tenacidad de Sir John Eliot Gardiner, esta integral que el maestro fue registrando por medio mundo en el simbólico año 2000. Que no es perfecta. Claro. Ni falta que le hace. Pero que venga un opeuvevista y después de escuchar al Coro Monteverdi me explique con detenimiento y detallados argumentos históricos por qué son preferibles los solistas en el coro de apertura de BWV 144 o de BWV 92 o en el coral central de esta misma obra o en la Letanía de BWV 18 o en el final de BWV 181... Cómo es eso de que la masa no juega un papel esencial en el contraste (imprescindible en el arte barroco) entre las distintas partes de estas obras (y hasta en la retórica de los textos). Cómo va a ser lo mismo la plenitud que causa el impacto del conjunto (¡transparente!) que el esquematismo de cuatro voces aisladas. En fin, que cada cual se engañe como mejor le plazca. Y a mí que me dejen seguir hablando con mi jardinero.
BACH - CANTATAS VOL.20
Miah Persson, soprano Wilke te Brummelstroete, alto James Oxley, tenor Jonathan Brown, bajo [CD 1]
Gillian Keith y Angharad Gruffydd Jones, sopranos Robin Tyson, alto James Gilchrist, tenor Stephan Loges, bajo [CD 2]
Coro Monteverdi The English Baroque Soloists Director: John Eliot Gardiner
Johann Sebastian Bach (1685-1750)
CD 1 For Septuagesima
1. Cantata BWV 144 Nimm, was dein ist, und gehe hin 2. Cantata BWV 84 Ich bin vergnügt mit meinem Glücke 3. Cantata BWv 92 Ich hab in Gottes Herz und Sinn
CD 2 For Sexagesima
1. Cantata BWV 18 Gleichwie der Regen und Schnee von Himmel fallt 2. Cantata BWV 181 Leichtgessinte Flattergeister 3. cantata BWV 126 Erhalt uns, Herr, bei deinem Wort ---------- 2 CD SOLI DEO GLORIA SDG 153 (Diverdi) [53'18'' - 42'07''] Grabación: Febrero de 2000
Bach: "Ich hab in Gottes Herz und Sinn", coro de inicio de BWV 92. [5'23''] Coro Monteverdi. The English Baroque Soloists. Gardiner
Ich hab in Gottes Herz und Sinn mein Herz und Sinn ergeben, was böse scheint, ist mein Gewinn, der Tod selbst ist mein Leben. Ich bin ein Sohn Des, der den Thron des Himmels aufgezogen; ob er gleich schlägt und Kreuz auflegt, bleibt doch sein Herz gewogen.
[Yo he puesto mi corazón y sentidos en el corazón y sentido de Dios. Lo que parece perjudicial es mi ganancia; la misma muerte es vida para mí. Soy hijo de aquel que ha ascendido al trono celestial. Aunque hiera y haga cargar con la cruz, su corazón permanece benévolo. Trad.: Daniel S. Vega Cernuda]
Bueno, este resulta un tema realmente escabroso. Es cierto que las técnicas minimalistas de los defensores de OVPP (one voice per part) -se ve que tu interés hacia ello es tan nulo, que no sabías realmente a qué correspondía el nombre- van creciendo y se están imponiendo, pues ya no son sólo los Rifkin y Parrott -que empezaron a vendernos la moto- los que las interpretan, sino que ahora los "grandes" se están sumando y ya los Kuijken, Junghänel, Butt, Minkowski... empiezan a grabar toda suerte de obras bachianas bajo estos preceptos interpretativos.
Yo no soy de ese club y defiendo las interpretaciones más corales, entre otras cosas, porque estoy de acuerdo con los argumentos que sustentan las tesis de Leonhardt, Koopman, Herreweghe y demás a este respecto, amén del que resultado sea objetivamente superior en estas versiones. Y eso hablando de cantatas, porque cuando nos metemos con las grandes obras...
Tampoco quiero considerar las técnicas OVPP como algo sencillamente comercial y pragmático, aunque es cierto que están intentando ver cosas donde no las hay; pero ya no hay quien les baje de la burra, oiga, así que ellos a lo suyo y nosotros a lo nuestro.
Yo entiendo muy bien las razones prácticas, que son las que mandan, no me cabe duda. Y hay cosas hechas con esos criterios minimalistas que me gustan (algunas, además, mucho como la Pasión de McCreesh o las cantatas tempranas de Junghänel), pero me parece una pérdida tremenda que el futuro de la música religiosa de Bach sea exclusivamente OVPP, y todo parece indicar que ese es el camino. Y es que ahora resulta que hasta Herreweghe es antiguo...
Cuando se es capaz de aunar intensidad, definición y transparencia, la riqueza del resultado de cuerdas conjuntas no es comparable con la delgadez de la opción Ouvepepista. La música genera un espacio y es en dicho espacio donde se aprecian las evidentes carencias de la visión minimalista. Si ese espacio se puede llenar de buena cantidad y calidad vocal sin provocar enmarañamiento ni confusiones (¡bien lo sabes, Herreweghe!), no se me ocurre otra frase que este dicho popular del que se hacía uso en mis tiempos mozos:
Coño, Pablo, que anteayer mismo (después de ponerles en el coche a unas amigas el Magnificat de McCreesh y explicarles lo que sabía del rollo una-voz-por-parte) pensé que tenía que preguntarte tu opinión.
Que una vez leída, corrobora, con argumentos elaborados, lo que yo intuía. Recuerdo una inmersión el año pasado en foros de la cosa barroca, y no daba crédito a que se argumentara a base de cosas como cuánta peña sale en un grabado, en lugar de acudir a razones musicales (la masa que tú traes a relucir, o la ocupación del espacio que dice otro comentarista). En fin, me preocupa eso que dices, estando en el ajo, de que se impone la anorexia. Y mira que mola, como opción en el menú.
Lo último en cuestión de argumentos pro-anorexia es lo de Sigiswald Kuijken, en una entrevista que se publica con la grabación reciente de su Pasión según San Mateo (que prefiero no entrar a valorar ahora, porque tengo que comentarla para una revista): dice Kuijken que Bach pedía en su famoso memorial de 1730 al Concejo de Leipzig doce cantantes, pero que lo hacía porque los cantantes eran en general malos y esperaba que de los 12 pudieran servirle los 8 que en realidad pensaba usar (y eso para las obras a doble coro).
Una simple lectura de dicho memorial desmiente al gran maestro belga. Dice Bach literalmente (la traducción es de Juan José Carreras):
"Para dotar a los coros adecuadamente y como es menester de música sacra concertada deben subdividirse los cantores a su vez en dos clases, como solistas y ripienistas. Los solistas son ordinariamente 4; también 5, 6, 7 y hasta 8; esto es cuando se quiere cantar per choros [a más de un coro]. De los ripienistas debe haber también por lo menos ocho, es decir, dos por cada parte. [...] Para todo coro musical son necesarios al menos 3 tiples, 3 contraltos, 3 tenores y otros tantos bajos, de forma que si se indispusiera alguno, pueda cantarse al menos un motete a dos coros".
Cierto por tanto que Bach entiende que en una situación de emergencia no habrá más remedio que usar una voz por parte, pero que eso estaba lejos de su ideal lo deja claro enseguida con una aclaración:
"(Notabene cuanto mejor sería que el grupo estuviera formado de manera que pudieran utilizarse cuatro sujetos por voz y, por lo tanto, se dispusiera de 16 personas por coro)".
En verdad es un tema escabroso, pero aclaremos algunas cosas; en el memorial de 1730, Bach solicita cantantes para cuatro coros dedicados al servicio de cuatro iglesias, a saber Santo Tomás, San Nicolás, el Nuevo Templo y San Pedro. Eso sí, al parecer en algunas obras, Bach utilizaba un coro compuesto de dos cantantes por cuerda (como en la Pasión Según San Juan), lo que está demostrado por las particellas que se han podido encontrar.
Independientemente de estos argumentos, cuando era niño varias veces pensé que, en las obras vocales de Bach, el contrapunto podía ser mejor saboreado si los coros eran interpretados por solo un cantante por cuerda y más tarde me enteré de las investigaciones a este respecto que se denominan como teoría "OVPP". Es decir, a mi me gusta escuchar al Bach OVPP y sin embargo considero atractivo que existan distintas visiones sobre la interpretación de las obras del Cantor de Leipzig.
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7 comentarios:
Hola:
Bueno, este resulta un tema realmente escabroso.
Es cierto que las técnicas minimalistas de los defensores de OVPP (one voice per part) -se ve que tu interés hacia ello es tan nulo, que no sabías realmente a qué correspondía el nombre- van creciendo y se están imponiendo, pues ya no son sólo los Rifkin y Parrott -que empezaron a vendernos la moto- los que las interpretan, sino que ahora los "grandes" se están sumando y ya los Kuijken, Junghänel, Butt, Minkowski... empiezan a grabar toda suerte de obras bachianas bajo estos preceptos interpretativos.
Yo no soy de ese club y defiendo las interpretaciones más corales, entre otras cosas, porque estoy de acuerdo con los argumentos que sustentan las tesis de Leonhardt, Koopman, Herreweghe y demás a este respecto, amén del que resultado sea objetivamente superior en estas versiones. Y eso hablando de cantatas, porque cuando nos metemos con las grandes obras...
Tampoco quiero considerar las técnicas OVPP como algo sencillamente comercial y pragmático, aunque es cierto que están intentando ver cosas donde no las hay; pero ya no hay quien les baje de la burra, oiga, así que ellos a lo suyo y nosotros a lo nuestro.
Un abrazo.
Yo entiendo muy bien las razones prácticas, que son las que mandan, no me cabe duda. Y hay cosas hechas con esos criterios minimalistas que me gustan (algunas, además, mucho como la Pasión de McCreesh o las cantatas tempranas de Junghänel), pero me parece una pérdida tremenda que el futuro de la música religiosa de Bach sea exclusivamente OVPP, y todo parece indicar que ese es el camino. Y es que ahora resulta que hasta Herreweghe es antiguo...
Cuando se es capaz de aunar intensidad, definición y transparencia, la riqueza del resultado de cuerdas conjuntas no es comparable con la delgadez de la opción Ouvepepista. La música genera un espacio y es en dicho espacio donde se aprecian las evidentes carencias de la visión minimalista. Si ese espacio se puede llenar de buena cantidad y calidad vocal sin provocar enmarañamiento ni confusiones (¡bien lo sabes, Herreweghe!), no se me ocurre otra frase que este dicho popular del que se hacía uso en mis tiempos mozos:
"Menos rollo y más manteca al bollo".
Coño, Pablo, que anteayer mismo (después de ponerles en el coche a unas amigas el Magnificat de McCreesh y explicarles lo que sabía del rollo una-voz-por-parte) pensé que tenía que preguntarte tu opinión.
Que una vez leída, corrobora, con argumentos elaborados, lo que yo intuía. Recuerdo una inmersión el año pasado en foros de la cosa barroca, y no daba crédito a que se argumentara a base de cosas como cuánta peña sale en un grabado, en lugar de acudir a razones musicales (la masa que tú traes a relucir, o la ocupación del espacio que dice otro comentarista). En fin, me preocupa eso que dices, estando en el ajo, de que se impone la anorexia. Y mira que mola, como opción en el menú.
Lo último en cuestión de argumentos pro-anorexia es lo de Sigiswald Kuijken, en una entrevista que se publica con la grabación reciente de su Pasión según San Mateo (que prefiero no entrar a valorar ahora, porque tengo que comentarla para una revista): dice Kuijken que Bach pedía en su famoso memorial de 1730 al Concejo de Leipzig doce cantantes, pero que lo hacía porque los cantantes eran en general malos y esperaba que de los 12 pudieran servirle los 8 que en realidad pensaba usar (y eso para las obras a doble coro).
Una simple lectura de dicho memorial desmiente al gran maestro belga. Dice Bach literalmente (la traducción es de Juan José Carreras):
"Para dotar a los coros adecuadamente y como es menester de música sacra concertada deben subdividirse los cantores a su vez en dos clases, como solistas y ripienistas.
Los solistas son ordinariamente 4; también 5, 6, 7 y hasta 8; esto es cuando se quiere cantar per choros [a más de un coro].
De los ripienistas debe haber también por lo menos ocho, es decir, dos por cada parte. [...]
Para todo coro musical son necesarios al menos 3 tiples, 3 contraltos, 3 tenores y otros tantos bajos, de forma que si se indispusiera alguno, pueda cantarse al menos un motete a dos coros".
Cierto por tanto que Bach entiende que en una situación de emergencia no habrá más remedio que usar una voz por parte, pero que eso estaba lejos de su ideal lo deja claro enseguida con una aclaración:
"(Notabene cuanto mejor sería que el grupo estuviera formado de manera que pudieran utilizarse cuatro sujetos por voz y, por lo tanto, se dispusiera de 16 personas por coro)".
En verdad es un tema escabroso, pero aclaremos algunas cosas; en el memorial de 1730, Bach solicita cantantes para cuatro coros dedicados al servicio de cuatro iglesias, a saber Santo Tomás, San Nicolás, el Nuevo Templo y San Pedro. Eso sí, al parecer en algunas obras, Bach utilizaba un coro compuesto de dos cantantes por cuerda (como en la Pasión Según San Juan), lo que está demostrado por las particellas que se han podido encontrar.
Independientemente de estos argumentos, cuando era niño varias veces pensé que, en las obras vocales de Bach, el contrapunto podía ser mejor saboreado si los coros eran interpretados por solo un cantante por cuerda y más tarde me enteré de las investigaciones a este respecto que se denominan como teoría "OVPP". Es decir, a mi me gusta escuchar al Bach OVPP y sin embargo considero atractivo que existan distintas visiones sobre la interpretación de las obras del Cantor de Leipzig.
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