lunes, 14 de septiembre de 2009

Desnudando a Chopin

Chopin fotografiado por Louis-Auguste Bisson al final de su vida
"Toda su vida estuvo muriéndose", dijo de él Berlioz. Y lo cierto es que la imagen de un Chopin en permanente estado de consunción física ha marcado en gran medida la interpretación de su música, que se ha presentado en demasiadas ocasiones desvinculada de su contexto histórico, como si el compositor se encontrara a la hora de escribirla en una especie de realidad paralela trascendente. El carácter nostálgico y esencialista de buena parte de la producción del músico polaco ha incidido en este mismo aspecto, lo que ha colocado frecuentemente sus creaciones en un resbaladizo límite entre la profundidad poética y la relamida cursilería.

Acusada a menudo de un preciosismo algo vacuo y mecanicista, que podía llegar a rozar el almibaramiento, Maria João Pires ha buscado en su nuevo trabajo chopiniano una desnudez en la expresión que si asume parte de esa visión transida del polaco es por la vía de la sobriedad y la esencialización del discurso y no por la del excesivo acicalamiento. Cierto que en el Largo de la Sonata nº3 aparecen rasgos evidentes de ese engolfamiento en la pura belleza del sonido y que los dos Nocturnos de la Op.62 están matizados con tanto detalle por la progresividad de las dinámicas y el estiramiento de las frases que uno queda embelesado por lo que la sonoridad tiene de envolvente y mágica, pero globalmente hay aquí una mirada más intelectual que hedonística, más interesada en la arquitectura de las piezas que en su color o su potencial sensualidad.

Maria João Pires
Quizá en ello tenga que ver que la eximia pianista portuguesa se ha centrado en obras de los últimos cinco años de vida del compositor, de la Sonata en si menor (1845) hasta la Mazurca en fa menor, su última obra. El disco recoge también, y además de los Nocturnos citados, otras ocho mazurcas, los tres valses de la Op.47, la Polonesa-fantasía Op.61 y la Sonata para violonchelo y piano, que Pires toca junto a Pavel Gomziakov. Aunque puede que en la base de este tratamiento intimista, despojado de cualquier exceso ornamental se encuentren también los problemas de salud que la pianista sufrió en 2006 (el álbum está significativamente dedicado a dos doctores y al equipo completo de cirugía cardiaca del Hospital Universitario de Salamanca, donde fue tratada) o sus decepciones a cuenta de su proyecto de Belgais, que la llevó a alejarse de su patria e instalarse en Brasil.

La sobriedad en el fraseo, la austeridad del color, la lentitud general de los tempi y la administración rigurosa del rubato (más desatado en los valses) dan por resultado un Chopin que parece proyectado al futuro, convertido casi en heraldo de Scriabin. Si la Sonata para violonchelo queda algo marmórea por la escasez de brillo y la linealidad de los contrastes, en la Polonesa-fantasía la levedad del sonido alcanza cotas de emotivo lirismo poético, mientras que la Sonata nº3 está expuesta como un verdadero drama, con un inicio convulso, dubitativo e inquietante y un final enérgicamente afirmativo.

[Publicado en Diario de Sevilla el sábado 12 de septiembre de 2009]


Nuevo álbum Chopin de Maria João Pires en DG
CHOPIN

Maria João Pires, piano
Pavel Gomziakov, violonchelo

Frédéric Chopin (1810-1849)

CD 1

1. Sonata para piano nº3 en si menor Op.58

2. 2 Nocturnos Op.62
I. Nº1 en si mayor
II. Nº2 en mi mayor


3. 3 Mazurkas Op.59
I. Nº1 en la menor
II. Nº2 en la bemol mayor
III. Nº3 en fa sostenido menor


CD 2

1. Polonesa-Fantasía en la bemol mayor Op.61

2. 3 Mazurkas Op.63
I. Nº1 en si mayor
II. Nº2 en fa menor
III. Nº3 en do sostenido menor


3. 3 Valses Op.64
I. Nº1 en re bemol mayor
II. Nº2 en do sostenido menor
III. Nº3 en la bemol mayor


4. Mazurka en sol menor Op.67 nº2
5. Mazurka en la menor Op.67 nº4

6. Sonata para violonchelo y piano en sol menor Op.65

7. Mazurka en fa menor Op.68 nº4
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2 CD DEUTSCHE GRAMOPHON 477 7483 (Universal) [56'20'' - 70'01'']
Grabación: Mayo y Julio de 2008




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