domingo, 16 de mayo de 2010

Retorno al pasado

A VUELAPLUMA
A mediados de los años 80 del siglo pasado, cuando el Teatro Lope de Vega, de titularidad municipal, cerró para unas imprescindibles reformas, Sevilla se quedó sin un solo teatro o auditorio dignos de tales nombres. La afición melómana la mantenían la esforzada Orquesta Bética Filarmónica con sus matinales dominicales que se celebraban en el crujiente salón de actos del entonces Conservatorio Superior de Música (hoy, Conservatorio Profesional Cristóbal de Morales) y Don Julio García Casas, que hacía maravillas para mantener la dignidad de la programación de Juventudes Musicales. En ese entorno, la entonces Muestra de Música Antigua era un acontecimiento (de apenas seis o siete citas) que provocaba colas interminables para acceder a los cajones del Alcázar en los que se ofrecían sus conciertos. Reabierto el Lope de Vega en 1987 para el inolvidable Karpov-Kasparov, se inició luego en él una programación musical esporádica e irregular, nada del otro jueves, que quedó pronto olvidada cuando llegaron los fastos de la Expo 92. Desde entonces, todo (o casi todo) fue crecer: Orquesta Sinfónica, Teatro de la Maestranza, Teatro Central, Centro Cajasol, temporada regular de ópera, ballet y zarzuela, ciclo de cámara de nivel internacional, ciclos de contemporánea (hasta 3 diferentes este año), grandes pianistas, voces, orquesta barroca de clase mundial, ciclos universitarios... Y de repente, catacrock... La Barroca se tambalea, todo hace indicar que el ciclo de cámara de Cajasol ha muerto sin ni siquiera completar la ya anunciada programación de otoño (cuatro conciertos: Barnabás Kelemen y Zoltan Kocsis, Cuarteto Casals, Emmanuel Ax y Steven Isserlis), que por supuesto era imposible de encontrar en su página web, los conciertos de la ROSS bajan su nivel de asistencia a niveles alarmantes, el Maestranza se prepara para una temporada de las de hace una década (o peor: entonces teníamos las orquestas de Ibermúsica)... ¿Tan gastosos éramos que al primer contratiempo los sueños se hicieron humo? En absoluto. Si sumamos las cantidades que serían necesarias para mantener un nivel de programación como el de, pongamos por caso, la temporada 2007-08, no creo que pasáramos en mucho los 3 millones de euros (si es que llegábamos), es decir, la cuarta parte del coste de la penúltima roncha que le ha salido al Ayuntamiento con el engendro de la Encarnación (cuyo coste total se aproxima ya, según cálculos independientes, a los 123 millones), apenas el doble de la inversión municipal en un discutible aparato de propaganda, nada, poco más del 5% de lo que les cuesta a los partidos políticos españoles una campaña electoral... Y así afrontamos el futuro: con la casa tomada.

Wikio

10 comentarios:

Alberto Sosa dijo...

¡Qué momentos tan maravillosos pudimos presenciar en el susodicho teatro!. ¡Qué Oratorio de Pascua del Kantor bajo la celosa supervisión del gantés Felipe Herreweghe!. ¡Que combate entre Tancredo y Clorinda Tasso/Monte y Verde bajo la custodia de René Clemencic!. ¡Que interludios, cargados de emoción, en los pasillos del teatro!. Una verdadera pena ...

En fin, parece ser que nuestro mundo dejó de estar modelado para soportar las emociones de los "disfrutadores" de la gran música hecha en su ubicación perfecta.

Andrés dijo...

¡Ay, amigo, lo que habremos de llorar! Algunos lamentarán hogaño las críticas de antaño. En la última revista de la fusionada caja de ahorros sevillana se ufanan en portada de los beneficios alcanzados en el ejercicio del año 2009. ¿Dónde está la inversión cultural legalmente obligatoria de parte de esos beneficios? Y luego a mí me censuran donde ya sabes la palabra "culturicidio" en referencia al suicidio cultural que dicha entidad financiera viene practicando. Con la banca hemos topado, amigo Pablo...

Pablo J. Vayón dijo...

Lo que pasa es que somos unos pejigueras. Recuerda lo que nos dijeron el año pasado en la presentación de la temporada del teatro: "¿Encima os quejáis? ¿Con todo lo que os dan?"

Andrés dijo...

Sí, como si fuéramos (no nosotros, sino todos los ciudadanos que pagan sus impuestos) unos mendigos que tuviésemos que estar agradecidos de las migajas putrefactas que nos echen. Es el mundo al revés, amigo Pablo: los ciudadanos al servicio de los políticos y gestores. Y encima agradecidos.

Unknown dijo...

No había leido la editorial de Scherzo, en la que detecto una interesada ambigüedad y tibieza y algo de la habitual prepotencia madrileña. No me entero: ¿les parece bien o mal que nos gastemos en Barenboim la pasta que no tenemos?
Vaya, ellos lo tuvieron en el Real, a estío fijo, y dejaron de tenerlo. ¿Se hundió el universo por ello?
Cuando en junio / septiembre tengamos las programaciones sobre la mesa y la fatalidad que se cuece estos días adquiera carácter de irreversible letra impresa, a ver quién discute que Andalucía no está en condiciones de abonar la "factura Barenboim", como algunos sostenemos hace tiempo.
También sus 2-3 millones anuales podrían ser esos que Pablo calcula que necesitamos para no viajar otra vez al pleistoceno.
(Y saludos a Alberto, con quien no me tropiezo más o menos desde entonces -desde el pleistoceno-).
La buena noticia -o chunga para nuestras mujeres, no se- es que otra vez vamos a tener un taco de tardes libres.
¿Alguien se apunta a inglés?
Juan María Rodríguez

Alberto Sosa dijo...

¡Hombre, Juan María!. Me alegro de leerte. A ver si coincidimos un día en algún evento, aunque últimamente me siento especialmente perezoso para salir de mi "cobertizo".

Abrazos.

Pablo J. Vayón dijo...

Bueno, Juan María, creo que en el caso Barenboimn el editorial es bastante claro: se alaba el proyecto, pero se pide expresamente la "máxima posible irradiación externa del papel español" (la "máxima posible", entiendo yo, es toda) y/o que el amigo Daniel utilice en Granada a los del Diván en lugar de a los de Berlín, que algo ahorraríamos...

En cuanto a las programaciones que se van a conocer ya sabemos todos más o menos por dónde van a ir: en el Teatro, además de una ópera menos (esto ya se sabía), seguramente nos quedaremos sin ciclo de voces o de pianistas y sin programación en la sala pequeña (o una programación muy disminuida); de la orquesta no puedo hablar; Barroca, cero patatero(o casi, hay una cosa con el Ayuntamiento en diciembre y quizá alguna otra antes); ciclo de cámara, cero patatero... El resto de programas (en general, menores, incluido lo del Central, que se ha convertido en menor en las últimas temporadas, lo cual no quiere decir que no sea interesante: este año lo ha sido, y mucho) no variará gran cosa. Es lo que hay.

Unknown dijo...

Sí, yo también leí la diplomática petición de la "máxima irradiación externa del papel español" ("español": ¿o debería decir andaluz?: a buenas horas, corregir algo tan básico ¡a los 10 años!) y el planteamiento de que el Divan vaya a Granada y no la Staatskapelle (cosa, simplemente, imposible: los calendarios del Festival y del Diván, no coinciden).
Pero, entonces, y aún arreglado eso, ¿la "factura Barenboim" ya sería plenamente legítima? ¿Tú también suscribirías eso?
Para mi, en este asunto no hay matices. Lo que hay es que retratarse. Hay que elegir. Priorizar: eso es la política. Todos "alabamos el proyecto": ¿quién podría decir lo contrario?. Eso es de un buenismo ecuménico, con el que Andalucía ha cumplido sobradamente pagándolo 10 años. Pero la situación ha cambiado y la indigencia cultural a la que vamos ya no es compatible con esas opulencias para una región pobre. Y por eso, qué putada, hay que elegir.
Como tú dices de las programaciones -en las que mis futuribles no coinciden del todo con los tuyos; gilipolladas; el fondo es el mismo, un desastre- "esto es lo que hay".
Juan María

Pablo J. Vayón dijo...

La "máxima irradiación externa", como yo lo veo, supone acabar con la "factura Barenboim". ¿Lo suscribes?

Unknown dijo...

Como en los viejos tiempos... "Vamos juntos, compañero..."
JUan María

(Perdón por lo de Lourdes: el iMAC se me ha ido al carajo -comprado en diciembre: esa es otra; tururú para el Señor Manzana- y estoy con el portátil que está a su nombre y se me ha olvidado quitárselo. Ya sigo camuflado como Lourdes)