lunes, 8 de febrero de 2010

Un lujo que no merecemos

Sonya Yoncheva
ORQUESTA BARROCA DE SEVILLA

Ciclo de Cajasol. Solistas: Sonya Yoncheva, soprano (Serpina); Furio Zanasi, barítono (Uberto); Valentín Sánchez, actor (Vespone); Enrico Casazza, violín. Director: Diego Fasolis. Programa: La serva padrona de Giovanni Battista Pergolesi. Lugar: Sala Joaquín Turina del Centro Cultural Cajasol. Fecha: Domingo 7 de febrero. Aforo: Dos tercios de entrada.

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UN LUJO QUE ACASO SEVILLA NO MERECE

Su presentación en la Academia Real de París en 1752 provocó lo que en historiografía se conoce como querelle des bouffons, una virulenta reactivación de los tradicionales choques (no sólo dialécticos) entre los partidarios de la ópera italiana y los de la francesa. No hay peligro de que en Sevilla pase algo parecido, pues el interés del público hacia esta deliciosa Serva padrona ha sido incomprensiblemente minoritario. ¿Dónde han quedado las colas interminables de Santa Marina? ¿De verdad que el precio de una entrada de 5 o 10 euros puede convertirse en un filtro tan selectivo? ¿Cómo es posible que la OBS, en el mejor momento de su lustrosa trayectoria, despierte tan poca atención de un público que pone el grito en el cielo con la simple mención de posibles recortes presupuestarios en otras instituciones culturales?

Especie de continuación de la también algo desdeñada Parténope de Vinci que presentó el miércoles el Maestranza, la OBS ofreció el más famoso intermezzo napolitano de la historia de la música con los habituales niveles de calidad. Diego Fasolis fue una vez más el director impetuoso y teatral, chisposo y vitalista que tan bien se conoce de anteriores comparecencias con el grupo. La joven soprano búlgara Sonya Yoncheva lució un hermosísimo timbre y unos medios de lírico-ligera muy estimables, deslumbrando especialmente en su aria de la primera parte ("Stizzoso, mio stizzoso"), mientras que de Furio Zanasi cabe destacar su agilidad de barítono lírico y la extrema claridad de su línea. Valentín Sánchez, violinista fundador de la orquesta, cumplió con nota en su papel de actor, y el concertino Enrico Cassaza tocó con brillantez un Concierto del propio Pergolesi.

[Publicado en Diario de Sevilla el lunes 8 de febrero de 2010]

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6 comentarios:

Fernando López Vargas-Machuca dijo...

Cuando la OBS ofrecía sus conciertos en iglesias jerezanas acudía una cantidad de público aceptable para tratarse de una ciudad de 200.000 habitantes.

En el momento en el que pasaron al Villamarta y se cobró por la entrada (un precio simbólico, pues se trataba de conciertos benéficos) parece que a la gente dejó de interesarle el asunto, aun tratándose de un recinto mil veces más adecuado para escuchar a esta orquesta.

¿Conclusión? Esos poquitos euros marcan la diferencia. Ya sé que es triste, pero es lo que hay... Lamenteibol, que diría Forges.

Anónimo dijo...

A mí me resulta incomprensible, pero es así. Parece que no estamos dispuestos a pagar el precio de un cubata o la octava parte de una entrada de fútbol por un espectáculo artístico de alta categoría. Es lo que hay.
JR

Pablo J. Vayón dijo...

O sea que la gente prefiere hacer dos horas de cola, pasar frío hasta el límite de la congelación, sentarse en un banco que podría figurar sin desdoro en uno de esos museos posmodernos de la tortura y asistir a un espectáculo musical con pésima visibilidad y peor acústica antes que pagar 5 o 10 euros para llegar a la hora justa a una sala en la que te reservan tu butaca y que tiene condiciones de habitabilidad, visibilidad y acústica que rozan lo perfecto. ¿Es eso, no?

Pablo J. Vayón dijo...

La política de comunicación de Cajasol tampoco ayuda, ¿no? Aunque, sí, ya sé que la política era la misma cuando Santa Marina se ponía hasta los topes hiciera frío, calor, diluviara o cruzara un tornado la calle San Luis...

Anónimo dijo...

Sí, P., es exactamente eso. Y el marco incomparable, no lo olvides. ;-)
JR

hagen dijo...

Mejor que esté vacio a lleno de padres con carritos y viejos comiendo caramelos compulsivamente.