-¿Puede contarme cómo fueron sus comienzos en la música?
-Empecé relativamente tarde, a los 11 años, primero con solfeo y piano, aunque ya desde los 15 me metí de lleno en los estudios de canto, que cursé paralelamente a los de piano.
-Creo que en su casa se escuchaba mucho jazz, pero nada de ópera...
-Así es. En mi casa no había músicos profesionales, pero sonaba a diario mucha música. Sin embargo, hasta que empecé mis estudios musicales jamás había tenido la ocasión de escuchar absolutamente nada del repertorio digamos clásico; escuchábamos la música que le gustaba a mi padre, sobre todo jazz y musical americano de Broadway. Nunca en mi vida había oído una ópera, una cantata de Bach o un lied alemán... nada de nada. Así que a partir de los 20 años, cuando inicié mi carrera profesional, empecé a descubrir un mundo por completo nuevo, que me fascinó y me atrapó... Aunque hoy creo que una sola vida no va a ser suficiente para conocer a fondo todas las maravillas que nos han dejado tantos y tantos maestros.
-¿Por qué tomó la decisión de dedicarse fundamentalmente a la música antigua?
-Pues la verdad es que no fue una decisión consciente, sino algo que ha sucedido así, sin buscarlo. De hecho fui a formarme a Basilea, pero no a
-¿Cuáles fueron los momentos cruciales en sus inicios, esos que le hicieron intuir que lo de la música iba en serio, que iba a terminar dedicándose a ella de forma profesional?
-Ya a los 15 años mis profesores en el conservatorio me animaban a que me tomara en serio la música y a que hiciera todo lo posible por dedicarme a ella, pues decían que tenía muchas posibilidades. Así que cuando acabé el instituto decidí no ir a la universidad para poder dedicarme por completo a la música, cosa que en mi casa apoyaron también desde un principio sin miedos ni prejuicios de ningún tipo. Eso me ayudó mucho, porque me dio mucha seguridad. A los 20 años fui aceptada para cantar en el coro de cámara del Palau de
-De usted se destaca habitualmente la naturalidad y la frescura de su voz. Escuchándola, cantar parece la cosa más sencilla del mundo. ¿Qué hay en su voz y en su estilo de don natural y qué de técnica y de trabajo?
- ¡Uf!, es difícil responder a algo así. Yo cada día doy gracias por el regalo de poder cantar, por este don, que en efecto yo siento como natural. Luego también hay trabajo, claro está, aunque a mí no me gusta llamarlo trabajo, ya que para mí es un placer, un auténtico placer el de ir buscando la manera de mejorar, la forma de encontrar el espacio más idóneo para la voz, la forma de librarme de tensiones y miedos a la hora de cantar, de expresarme mediante el sonido, de adquirir una técnica propia; ése es un camino muy muy largo, que yo no he hecho más que empezar a recorrer.
-Su dedicación a la música española es muy notable, desde el Renacimiento hasta el mismo siglo XX. El repertorio de la canción profana del Renacimiento lo trabajó intensamente con José Miguel Moreno, ¿cómo fue su relación?
-A José Miguel Moreno tengo mucho que agradecerle, pues él me acogió en su grupo Orphenica Lyra siendo yo muy jovencita y me dio la oportunidad de grabar aquel disco para el sello Glossa, Claros y frescos ríos, al que tanto cariño le tengo. Hicimos muchos recitales juntos, tanto con el grupo como los dos solos en formación de dúo, pero llegó un momento en que me di cuenta de que prácticamente no hacía otra cosa que música del Renacimiento español, que se había convertido en casi imposible hacer otras cosas, por eso conscientemente reduje el numero de conciertos con este repertorio, para tener un espacio para otros estilos y épocas, y para escapar de encasillamientos.
-Acaba de grabar una ópera de Toldrá...
-Sí, sí, se trata de El Giravolt de Maig. Eduard Toldrà es un músico al que yo conocía sobre todo por sus canciones para voz y piano. La verdad es que para mí ha sido un gran privilegio el que me incluyeran en el reparto de esta grabación con
-Desde Monteverdi a Toldrá, usted ha hecho muchas óperas barrocas, pero también de Mozart y de otros compositores del Clasicismo... ¿Qué período le interesa más?
-No puedo decir que haya un período en especial que me interese más que otro. Me atraen muchísimas vertientes de la música. Intento distinguir y tener claro lo que por ahora puedo hacer de cada época y aquello que creo que todavía no está a mi alcance o no lo va a estar nunca. Eso sí, en el Seicento italiano me siento como pez en el agua. Creo que podría estar una vida entera con el recitar cantando, sin necesidad de hacer nada más, pero luego pienso también, por ejemplo, en las obras sacras del barroco alemán, y no puedo renunciar a ellas, es una música demasiado grande, que me llena muchísimo. En repertorios más tardíos, recuerdo muy buenos momentos en conciertos con obras como el Requiem de Brahms, o el de Fauré, o el Pelléas et Mélisande de Debussy, que hice en el Teatro de Basilea.
-¿Cantó
- No, de momento, no. Hice el papel de Yniold, el del niño, aunque me encantaría poder hacerla en el futuro, porque es una música y un personaje que me fascinan, y creo que le puede ir muy bien a mi voz.
-Sin embargo, últimamente no está haciendo mucha ópera en escena...
-Mi último trabajo en escena ha sido hace poco una Pamina en el Teatro Carlo Felice de Génova. Fue una gran experiencia. Pero por ahora me dedico más a los conciertos y a mi hijo, que tiene dos años y medio y al que me parece que no le gustaría demasiado tenerme fuera de casa dos o tres meses seguidos... Aunque sí he participado en varias producciones de ópera en versión de concierto, como Riccardo Primo y Lotario de Haendel. Además de las dos se hicieron grabaciones, Lotario apareció en el sello Oehms y Riccardo Primo va a salir dentro de poco en Harmonia Mundi. [En realidad, Deutsche Harmonia Mundi]
-¿Le interesa la ópera italiana del XIX? ¿Se ve haciendo en el futuro algún Puccini?
-Sinceramente, no lo sé, me veo escuchando mucho Puccini, pero cantándolo..., no sé, no sé, antes quisiera hacer muchas otras cosas.
-¿Le interesa la música actual de vanguardia? ¿Algún compositor le ha propuesto algún papel para una ópera o para alguna obra vocal?
- Sí, me interesa, aunque sólo puedo conectar con lenguajes en los que se conserve una mínima línea musical. En ese sentido he cantado obras de Antoni Ros-Marbà, y voy a cantar unas piezas del compositor turco Michael Ellison, por ejemplo.
-Usted ha trabajado ya con muchos de los más importantes conjuntos y directores del Barroco europeo, y prácticamente con todos los españoles; desde su punto de vista, ¿en qué nivel estamos?
-Pues me parece que tendríamos que apreciar muy mucho no sólo lo que ya tenemos, sino el progreso que venimos experimentando en los últimos años. Vivimos tiempos en los que en todos los lugares se recortan presupuestos para la cultura y para la música, y sin embargo en España no hago más que conocer nuevas salas de concierto recién estrenadas y con una acústica magnífica, es decir, que hay una voluntad real de seguir progresando para ponernos al nivel de los países europeos más desarrollados, esos que hace unos años nos llevaban muchísima distancia y ahora yo creo que no tanta. En cuanto a los directores y los conjuntos, lo mismo; creo que aquí hay tanto o más talento que fuera. Donde sí creo que se aprecian todavía importantes carencias es en la enseñanza, sobre todo por lo que hace a la de la música antigua, a la que no se le dedica en España la atención que merecería. Son muy pocos los conservatorios que ofrecen estudios de música antigua, así que estudiar y profundizar en instrumentos como podrían ser el arpa de tres órdenes, el cornetto, el salterio o el laúd resulta una difícil empresa...
-Decía antes que no le gustan demasiado las grabaciones...
- Bueno, no exactamente... No es que no me gusten, es que, a menudo, cuando las escucho, el resultado dista mucho de lo que yo había imaginado cuando las hacía, ya sea porque en ese momento dispongo de una cadena musical de pocos watios, o porque pienso que el técnico de sonido no le sacó el brillo suficiente a mi voz, o porque cuando escucho el disco han pasado ya meses o incluso un año desde que hice la grabación y en ese momento lo haría todo de otra manera, o porque cuando tocó grabar tuve un mal día y me doy cuenta cuando lo escucho y pienso que aquello quedó ya registrado para siempre... Son todas estas pequeñas cosas... La verdad es que por todo eso yo disfruto mucho más con los conciertos que con los discos, aunque me esfuerzo en transmitir la máxima emoción posible también en el formato digital.
-Sus trabajos con Philippe Pierlot han sido muy elogiados. ¿Está satisfecha de ellos?
-Sí, muy contenta, he hecho dos grabaciones con él, la primera, el Stabat Mater de Pergolesi fue muy arriesgada para mí, pues mi embarazo estaba muy avanzado, ya casi no podía con mi panza... Fue lo último que hice antes de dar a luz a mi hijo, y recuerdo que tuve que grabar sentada. Pese a ello, creo que quedó bonito. Hacer música con Philippe Pierlot es fantástico. También con
-¿Cuáles son sus próximos proyectos discográficos?
-Aparte de la ópera de Toldrà en Harmonia Mundi, va a salir un CD de duettos con Lawrence Zazzo y
-Dígame el nombre de su compositor preferido. Sólo uno.
-Imposible quedarme con un solo compositor, pero le voy a decir el nombre de uno que está vivo y en plena fase creativa: Bernat Vivancos.
[Publicada en Scherzo nº 230 - Mayo de 2008]
"Ma come amar", aria en dúo de Muzio Scevola, ópera estrenada en el King's Theatre de Haymarket (Londres) en abril de 1721 y de la que Haendel compuso el tercer acto. Nuria Rial, soprano. Lawrence Zazzo, contratenor. Orquesta de Cámara de Basilea. Laurence Cummings. Deutsche Harmonia Mundi. [El montaje para youtube es original de armycasa. Espero volver sobre este disco excepcional en breve]
2 comentarios:
Menos mal que me sigue funcionando el radar para encontrar los blogs de los amigos.
Como siempre, un placer.
Cuando escuché por primera vez a Nuria Rial pensé también que cantaba como si fuera realmente fácil. Espero poder verla en el futuro en un concierto
Publicar un comentario