KATIA Y MARIELLE LABÈQUE
Ciclo de pianistas. Katia y Marielle Labèque, pianos. Kalakan (Thierry Biscar y Paxkal Indo) y Fred Chambon, percusiones. Programa: Siete piezas de Iberia de Isaac Albéniz (arreglos para dos pianos de Abel Decaux, Joan Albert Amargós y Enrique Granados); "Nuages" y "Fêtes" de Nocturnes de Claude Debussy (arreglo para dos pianos de Maurice Ravel); Bolero de Maurice Ravel (versión para dos pianos con percusión vasca en arreglo de Katia y Marielle Labèque). Lugar: Teatro de la Maestranza. Fecha: Domingo, 14 de marzo. Aforo: Dos tercios de entrada.
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LAS TIERRAS DE ESPAÑA
En 1927, la bailarina Ida Rubinstein encargó a Ravel un "ballet de carácter español". El compositor pensó en principio en orquestar con el título de Fandango varias piezas de la Iberia de Albéniz, pero al descubrir que los derechos de orquestación de la obra los poseía Fernández Arbós, cambió su proyecto (y ello a pesar de que Arbós se los cedió generosamente), concibiendo una de las obras sinfónicas más geniales del siglo XX. No le pareció conveniente mantener para ella el ritmo del fandango, prefiriendo el del bolero, una danza igualmente andaluza.
Maurice Ravel nació en Ciboure; Katia y Marielle Labèque, en Bayona; los tres, por tanto en el País Vasco francés. Las hermanas Labèque dicen ahora que realmente Ravel pensaba en la música vasca cuando escribió la obra y por eso el añadido a base de chalaparta y otros instrumentos percutivos de la región les parece un hallazgo. Si convenimos en que el valor del Bolero se encuentra más que en el crescendo sobre un tempo invariable en la riqueza de la orquestación, hay que decir que este arreglo, resultando originalmente exótico, empobrece el colorido del original. A la interpretación, le faltó también un más regular tratamiento del crescendo, pues los cambios de dinámicas verdaderamente perceptibles se concentraron prácticamente en el último minuto de la pieza.
Antes, las hermanas Labèque habían afrontado siete páginas de la Iberia de Albéniz en diversos arreglos , algunos encargados por ellas mismas, en el fondo todos ellos innecesarios, pues la obra del compositor catalán se basta a sí misma para fascinar por su poder evocativo y su increíble diversidad melódica, rítmica, armónica y colorística. Lentísima iniciaron su actuación las Labèque con una "Evocación" ayuna por completa de poesía y en un arrebato de sonido percutivo la cerraron con "Albaicín". Hubo momentos más cálidos y elegantes ("Málaga") y otros de barullo ("Triana", "Corpus Christi en Sevilla").
Fuera de programa, el dúo Kalakan (Indo y Biscary) demostró que sabe cómo manejar al público, del que sacó un bordón vocal como base de una canción en vascuence antes de brindar una última demostración de las posibilidades musicales de la chalaparta.
[Publicado en Diario de Sevilla el lunes 15 de marzo de 2010]
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