Mi semana ha estado repleta de un Mendelssohn que no tiene nada de épico, y sí bastante de victoriano, comedido y biensonante, pese a los ramalazos de una exuberancia férvida que parece fiel reflejo de la caleidoscópica profundidad que presentan el aroma y el sabor ahumados más sorprendentes, embriagadores y restallantes que yo haya degustado jamás, los de un hijo de la isla de Skye.
Skye es la segunda isla en tamaña de las Hébridas y presenta el paisaje más suntuoso y variado de entre todas las islas escocesas. Praderas, montañas y costas talladas por profundos lagos componen un panorama espléndido por donde todavía resuenan los ecos de la historia de Bonnie Prince Charlie, ayudado en su triste fuga por la patriota Flora Mac Donald. A pesar de su tamaño hay una única destilería en toda la isla, Talisker, un malta que recoge en sus entrañas toda la profundidad del mar que pretende la isla con sus garras, dejando ese sabor salvaje y abisal que tanto amó Stevenson. Agujereada por numerosos lagos marinos, la isla entera parece asediada por el océano y de ahí el característico sabor a algas del único whisky originario de Skye, Talisker, que reina solitario, con su fuerte, salobre y ahumado aroma, como la espléndida corona de un monarca antiguo.[David Torres, Agua de vida]
Mendelssohn: Las Hébridas. [10'15''] Orquesta Philarmonia. Otto Klemperer (1960)
Wikio
1 comentario:
Confirmo lo de Talisker. No he probado en mi vida un whisky con tan riqueza de aromas, tan estructurado ni tan evocador.
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